Ya sabes que soy enfermera en un hospital de Madrid. Y supongo, que como alguna vez he comentado, no tengo plaza fija en dicho hospital.
Terminé mis estudios de enfermería en el año 1997, 20 años ya, que se dice pronto. En aquella época empezó un peregrinaje por hospitales, centros de salud y distintos contratos que hicieron que, hoy en día, imprimir mi vida laboral ocupe varios folios.
La Sanidad Española es precaria en cuanto a laboralidad se refiere. En estos 20 años he firmado unos cuantos contratos de días sueltos, he trabajado jornadas de un tercio, he pisado 5 hospitales distintos y unos 6 o 7 centros de salud. He tenido contratos de verano, contratos para cubrir bajas por enfermedad, contratos de interinidad…Vamos, como casi todas las enfermeras y el resto del personal sanitario de España.
Pero esto cansa, agota y más después de tantos años. Porque al principio sabes que tu vida será así, cambiando de contrato con frecuencia, pero cuando van pasando los años, cuando tienes hijos, hipotecas, vida privada, necesitas una estabilidad y aquí no existe.
Y ya no solo la estabilidad laboral. Si no tienes una plaza fija, las diferencias salariales también se notan. En el caso de la sanidad pública, no hay diferencias entre sexos, pero sí entre personal fijo y personal temporal.
En el año 2006, en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, se aprobó la Carrera Profesional en Enfermería como “un elemento de motivación para los profesionales sanitarios, que muestre y valore el devenir de su vida profesional, siendo necesario para su desarrollo dotarla de unos sistemas de evaluación apropiados y definir con claridad los pasos a seguir hasta su finalización.” En la Carrera Profesional existen 5 niveles de reconocimiento, niveles que se van adquiriendo con los años de experiencia, con investigación, docencia, estudios…Cada nivel, evidentemente, es más complicado de alcanzar. Y cuando un enfermero adquiere un nivel, supone un reconocimiento económico (excepto el nivel 1). La realidad de la Carrera Profesional es que sólo está plenamente implantada en alguna Comunidad Autónoma, está paralizada en otras y no se reconoce en muchas. Y la otra realidad es que sólo reconoce al personal estatutario. No voy a darte muchos detalles sobre el tema, pero te diré que, en Madrid, donde llevaba el tema paralizado mucho tiempo, se ha vuelto a reabrir y según sus baremos, yo tengo nivel de Carrera 2. Pero, como no soy fija, no tengo derecho a cobrarlo.
También, el hecho de no tener una plaza fija me diferencia del resto de compañeros en que no tengo derecho a pedir una excedencia, por ejemplo, para irme a trabajar a otro sitio. O no tengo derecho a solicitar cambio de puesto de trabajo cuando se produce una movilidad interna.
En mis 20 años de trabajo, me he presentado a mas de un examen de oposición, pero la verdad, en ninguno de ellos estaba perfectamente preparada, bien por falta de tiempo, de ganas o de motivos personales.
Y ya ha llegado la hora de decir ¡basta!
Hace unos meses, el gobierno aprobó una gran oferta de empleo público, para cubrir puestos de trabajo que actualmente se están cubriendo con personal interino. Concretamente, en Madrid se ofertarán unas 5000 plazas, en un examen que tendrá lugar en mayo de 2019.
Y desde ayer, he empezado un nuevo camino en mi ajetreada vida. Me he apuntado a un curso para preparar estas oposiciones. Además de las horas semanales que me lleva la asistencia al curso, tengo que invertir muchas horas de estudio en casa. Al principio, me he agobiado bastante, pensando de dónde voy a sacar al menos 2-3 horas diarias para estudiar, una media de 10-15 horas semanales. Por que, si un día no puedo estudiar mis 2 horas, tendré que recuperarlas otro día para cumplir el objetivo semanal. Tengo que esforzarme de verdad para sacar esa plaza de enfermera que tanto merezco.
Me he pasado el día pensando y planificando y sé que no va a ser fácil, trabajar, la casa, los niños, la academia y las horas de estudio. Además, necesito seguir haciendo ejercicio para no hundirme. De momento, las mañanas que no trabaje las voy a aprovechar para estudiar y dejaré de ir al gimnasio en esos ratos. Invertiré las tardes con Sara para hacer ejercicio, ya que estudiar cuando ella está por aquí queda descartado, y así ella hace más actividad física. Las tardes serán para el deporte, la compra, la casa y las comidas. Y una vez que Sara esté acostada, seguiré con los estudios, aunque sé que ese va a ser el momento que más me va a costar, con el cansancio acumulado de cada día, las ganas de quedarme tirada en el sofá… Lo bueno, es que me he apuntado a la academia con mi hermana, así, las dos juntas, nos daremos apoyo emocional y empujones cuando haga falta.
Pero tengo que hacerlo, tengo que planificarme, no puedo decaer, tengo que ver que al final de este duro año que me espera, estará mi recompensa.
Y creo que, por una temporada, tengo que despedirme de ti. Últimamente, el blog estaba cada vez más abandonado y se me acumulaban las cosas sobre las que quería escribir apuntadas en una libreta. Ahora, siendo realistas, el poco tiempo que tenga libre, lo usaré para estudiar, así que no creo que, entre mucho por aquí, ya me perdonarás.
Pero prometo tenerte informada, aunque solo sea al final del camino. Y seguro que, aunque poco, alguna cosa seguiré subiendo a las redes sociales. Si en algún momento me siento con ganas o tengo tiempo de sentarme a escribir, sé que aquí estarás. Lo mismo, después de unas semanas de estudio, necesito desahogarme, quien sabe. Pero, si no me lees en mucho tiempo, no te preocupes, estaré estudiando por un futuro mejor.