Anoche tuve un sueño. Soñé que era diputado en el Congreso de los españoles, ole y ole. Allí me informé bien de cuales eran mis derechos (a ver de dónde saco tiempo para ver mis obligaciones). Como diputados, mis colegas y yo, podemos suspender la actividad parlamentaria y tomarnos de vacaciones la semana anterior a cualquier convocatoria electoral que se celebre en España, enteritos los seven days, ya sea en Andalucía, Cataluña o en Santa Jeta de Arriba (aquí si acaso con más motivo), aunque a mí, como gallego censado, me la bufen los comicios andaluces y no tenga, por tanto, que participar en ellos ni aupar en campaña a ningún niño requetesalao a mis brazos. Vacaciones for all. Así en todas las elecciones, aunque nada ni nadie me obligue a hacerlo. Aquí el refrán es al revés, poder es querer.
El Congreso solo celebra plenos ordinarios en dos períodos: febrero a junio y septiembre a diciembre, y solo de martes a jueves. Sí, tres meses para otras cositas, y si es haciendo valer mi condición de diputao, mejor, vive dios…, “Negocietes y Otros Rolletes, S.L.” El resto, como dije, voy únicamente tres días a la semana. Mis navidades van del 20 de diciembre a la segunda semana de febrero, más de 50 días pa despachar el turrón que ha sobrao y reponerme de la pesadez familiar, cuñaos y demás adosaos, que hay alguno quee…
La primera semana de cada mes no se celebran tampoco sesiones plenarias, no procede entrar a lo bestia en el mes, no se vaya a venir abajo, primero conviene echarle una ojeada y ver en qué estado se encuentra, aunque sea en Estado Español, que no es ninguna garantía. Pongo un ejemplo real: como en marzo hay parón por las elecciones en Andalucía, solo curro dos días, gracias, lozana mía. El 27 del mismo mes me pillo unas vacaciones (semana santa) de 18 días, hasta mediados de abril, ma o meno, no se puede pasar de la gracia divina al frenesí, así como así.
En mayo a ver como planifico, que tengo un lio bárbaro y ando aun algo aturdido con el síndrome post vacacional, tan poco recomendable a estas edades. Empiezo con un puente que ya quisieran hacer muchos ingenieros, va del 1 al 12 (es que el 1 se celebra el día del trabajo, y hay otro día de la virgen, no sé cuál de ellas). Como el 24 de mayo están las elecciones municipales y autonómicas me tomo otras vacaciones, estas del 15 al 26, concretamente. Total, un par de plenos, que con dos partiditas al Candy Crush pasan volando…es que son de un de un coñazo las sesiones…, la verdad, la gente no puede imaginarse cuanto.
Junio normal y tal, la primera semana sin plenos (recuerdo que la primera semana de cada mes no se celebran sesiones, no, no, esto hay que recordarlo, por ahí no paso) y luego ya no vuelvo en lo que resta de año. Bueno, casi, tengo ahí un plenillo en septiembre, pero bah, me queda todo Julio y todo agosto pa reponerme.
Septiembre: el 27 son las elecciones en Cataluña, ootra semanita libre, las normas son las normas, aunque sean inventadas, la imaginación debe tener su premio. A finales de mes – o a primeros de octubre -se disolverán las Cámaras para celebrar las generales en noviembre (o diciembre, o enero, a ver qué le pide el cuerpo a Mariano). De modo que no habrá plenos en octubre, noviembre y diciembre. Enero es inhábil, como yo, y regreso el 9 de febrero del 2016. La única que no toma vacaciones, ni de coña, es la nómina, ni la paga extra; cobro todos los meses, sin remordimiento alguno, no tengo entrenada la conciencia para las chorradas.
Así estaba yo, soñando, cuando las ganas de orinar me devolvieron a la realidad en medio del chorro. Para mí fue un sueño, para sus señorías, los diputados del Congreso, es una realidad. No imagino qué sueños puede tener esta tropa. Entiendo que amen la política.