Estrasburgo no tiene especial fama turística, pero a todo el mundo gusta un montón. Quizás a la sombra de la belleza de otras poblaciones de Alsacia y más conocida por su faceta política (allí se ubican algunas de las más importantes instituciones europeas), esta ciudad tiene sin embargo bastantes alicientes para dejarse caer por allí. Tiene un entramado de canales muy bonitos en torno al Río III; un cogollo turístico súper animado y coronado con la preciosa catedral; y es también un buen ejemplo de arquitectura tradicional y paisajes de postal. Nosotros estuvimos 2 días y fue una buena experiencia. Una agradable parada en nuestro viaje por Francia durante nueve días.
Comenzando por la Pequeña Francia
En el primer día, comenzamos a conocer la ciudad por la que considero que es su parte más bonita: la pequeña Francia. Se conoce así al entramado de canales que vertebran una zona de la ciudad, poblada de arquitectura tradicional, fachadas de colores y travesaños de madera.
Lo ideal es dejarse llevar dando un largo paseo e ir buscando los rincones más curiosos, casi siempre cerca del agua del río y llenos de flores. Otra opción es dar un paseo en barco, pero a nosotros no nos apetecía especialmente. Pero el paseo fue realmente agradable, y nos alegramos especialmente la vista con lo cuidada y colorida que estaba la ciudad.
La Catedral Notre-Dame de Estrasburgo
También en la primera jornada, nos acercamos un poco al centro, que tiene como punto de referencia la Catedral Notre-Dame, realmente llamativa. Los 142 metros que alcanza hacen que sea símbolo de la urbe y visible desde casi cualquier punto.
Se agradece que la entrada es gratuita y se puede disfrutar sin demasiada gente. No obstante, por un poco de dinero, puedes acceder a su torre y divisar las preciosas vistas de pájaro desde lo alto. Más allá de la ornamentada fachada, cargada de símbolos, merecen mención especial las preciosas vidrieras y el reloj astronómico de su interior, una obra maestra de la matemática que fascina a los entendidos del tema.
En torno a la catedral se establece el ambiente de la urbe, que se distribuye por los alrededores. Así ubicamos las principales comerciales de la ciudad y sus bonitas plazas. Más allá de la de la catedral, la de Kleber, la de Gutenberg, Marché Neuf o la de Temple Neuf (las dos últimas más escondidas).
Para el segundo día, ya nos habíamos hecho bastante con la ciudad, y descubrimos otros puntos muy fotografiables del centro de la ciudad, como el puente Corbeau. Conocido como “el puente de las torturas”, es allí donde se tiró a los condenados a muerte hasta el siglo XV. Su oscuro pasado deja paso a cuidadas flores que sirven como photocall. ¡Bendito turismo (por mucho que pese a muchos)!, pienso yo.
Visita al Parlamento Europeo
Como aún teníamos tiempo, organizamos una visita al Parlamento Europeo. Supongo que como ciudadanos cívicos e informados, con inclinaciones políticas venidas a menos en los últimos años, creímos que era una buena forma de acercarnos a las entrañas de nuestra endeble civilización europea. En efecto, una vez allí, visitamos un parlamento bastante vacío, y casi con tantos medios de comunicación como políticos. Otras exposiciones muy modernas y curradas sobre la Unión Europea, los países que la componen y sus eurodiputados, nos entretuvieron en la tarde. No obstante, como es habitual, aquí hablo de lo mejor y lo peor de nuestros viajes, por lo que juzgo esta visita como bastante prescindible
Cómo moverse por Estrasburgo
La estación de tren está muy cerca de la ciudad, por lo que podéis moveros andando con comodidad si llegáis así, como nosotros. Nuestro problema fue el alojamiento, que estaba algo alejado. Además, como en el resto de Alsacia, tuvimos el problema de que los taxis suben como mucho a cuatro personas y cuentan a los bebés/niños como uno más. No obstante, al menos en una ocasión, el taxista con el que contamos hizo la vista gorda. Hay una parada relativamente cerca de la estación de tren.
También se cuenta con la posibilidad de coger un Uber o un Bolt, pero si sois cinco personas (contando bebés o niños), os podéis encontrar con el mismo problema que nosotros: que no quieran cogeros. De hecho, un conductor de Uber fue bastante desagradable cuando cogimos uno de cuatro personas contando con que Luca no sería igual que el resto.
Otro hándicap con el que contamos fue que llegamos con las maletas el primer día y no entrábamos en el alojamiento hasta tarde, con lo que necesitábamos un lugar para dejar el equipaje. En la propia estación de Estrasburgo hay una consigna y por un módico precio puedes dejar las maletas.
Dónde alojarte en Estrasburgo
Dado que viajábamos con el niño, quise buscar alojamiento en un apartamento. La verdad es que no me fijé bien en la ubicación y el mayor pero es que si viajas precisamente con un niño, no es muy cómodo. Se trata del Appartement neuf, centre-ville, 400m de rivetoile, así indicado en Booking, con todo detalle.
Casi siempre fuimos en taxi; y un día que intentamos viajar en autobús no nos apañamos mucho (necesitabas tener billete comprado y no teníamos; y no nos llevó al centro). Si viajas con ganas de caminar, no está tan lejos (2 kilómetros, 24 minutos andando), todo es valorarlo. Lo que me resultó fue especialmente barato (279 euros por dos días) para un apartamento que tenía de todo, si bien era sencillamente correcto (limpio, con todo lo necesario y espacio para cinco personas).
*Esta parada en Estrasburgo formó parte de un viaje a Francia para conocer Alsacia (sobre todo, Colmar). Fuimos con un bebé, así que aprovechamos para volver a París e ir a un ritmo más tranquilo que en viajes del pasado. Sin duda, un viajazo que recomiendo un montón a quien se lo esté pensando.