Revista Coaching

Estrategias funcionales

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Estrategias funcionalespor Jairo A. Trujillo

Dentro del diseño y la ejecución de las estrategias organizacionales, la participación de las unidades funcionales son elementos claves en la concepción y la implementación de los planes estratégicos de la organización.

En este orden de ideas, es importante tener en cuenta que el enfoque estratégico tiene dos escenarios de actuación claramente diferentes para los actores entendidos como propietarios y empleados.

Los propietarios o accionistas traducen su mandato a los empleados de la organización en términos de los conceptos de Misión, Visión. Allí se define qué organización se requiere tener y cómo esperan los accionistas que ella sea a través del tiempo. En la medida en que los accionistas delegan estas responsabilidades a los empleados, así sea del nivel de dirección, pierden la capacidad de decidir sobre los destinos de las empresas que se crean con sus patrimonios.

Todos los demás elementos que conforman la estructura estratégica del plan, como: sus valores, sus factores claves de éxito, objetivos, estratégicas y tácticas para llevarlos a cavo, corresponden a los funcionarios que con su profesionalismo, desde el punto de vista de sus habilidades y conocimientos, deben aportar para ilustrar las formas más adecuadas de poder garantizar a los socios el tipos de organización que ellos han definido en los conceptos de Misión y Visión previamente establecidos.

Es por ello que toma especial relevancia, dentro de la definición de la planeación estratégica de las empresas, la participación que las unidades funcionales tengan como las aseguradoras de calidad del plan.

Del empresario y el funcionario.

Así las cosas, es importante destacar que a nivel de los empleados se deben distinguir dos tipos de personas: los empresarios (o emprendedores) y los funcionarios.

Los primeros, atienden a la generación de los valores agregados y su propensión al riesgo suele ser muy alta. Su aporte creativo es muy grande y su actividad determina los saltos en participación de mercado y utilidades. Son los responsables de plantear las estrategias relacionadas con la creación de nuevos productos y servicios, así como de muevas unidades estratégicas de gestión.

Los funcionarios son aquellos empleados de la organización que garantizan la calidad del proceso en cada uno de los frentes y están debidamente preparados para que, de forma muy profesional, respondan a los requerimientos organizacionales inherentes a los procesos administrativos de los diferentes frentes que dan soporte la gestión en áreas tales como: financiera, mercado, recursos humanos, operaciones, sistemas, ingeniería, calidad, servicio, etc.

Es así como, al hablar de estrategias funcionales, debemos tocar los aspectos relacionados con la participación de los funcionarios en los procesos del aseguramiento de la calidad que garanticen el control sobre los valores agregados y el aporte de las cadenas de valor a la organización, en cada una de las fases de los procesos administrativos que la estructura burocrática determina.

Es importante, como elemento clave del desarrollo de los planes estratégicos de las unidades funcionales, que ellas se entiendan como unidades de servicio a las unidades emprendedoras que manejan las estrategias relacionadas con la comercialización y producción de los bienes y servicios que aportan a la utilidad operacional. Estos son los centros de utilidad que en muchas organizaciones tratan como los centros estratégicos o las unidades de negocios que lideran el proceso de gestión de las empresas.

El no tener claridad al respecto, pude generar distorsiones perversas, que impiden la agilización de los procesos en función de las exigencias del mercado y facilitan el avance de la competencia en un mundo de negocios acosado por la diversidad de ofertas procedentes de los proveedores locales pero, igualmente, de los internacionales, que con extrema facilidad y oportunidad se comunican y hacen contacto con sus mercados objetivos con mayor rapidez y eficiencia de la que cualquiera pudiera imaginarse.

Un problema de cultura.

Las culturas acostumbradas a formalismos inoperantes que afianzan las estructuras de poder para satisfacción de los funcionarios, generalmente, se ocupan en generar impacto interno en función de jugar para la tribuna, sin importar las afectaciones que este tipo de actividad produce en la inconformidad de los clientes.

En este tipo de organizaciones los grupos primarios de gestión, empezando por los de la dirección general de la empresa (juntas directivas y comités de dirección), son conformados y manejados, generalmente, por funcionarios orientados a satisfacer su ego personal o generar impactos intra- organizacionales, completamente desconectados del mercado, que convierten en barreas insalvables para que los emprendedores desarrollen su gestión y generen los valores agregados y el nivel de utilidad que la empresa requiere para su desarrollo futuro y supervivencia.

Pero ¿qué es lo que produce este tipo de estructuras perversas que atentan contra el negocio, se promuevan y mantengan, si el propósito de la mayoría de los que en ellas se encuentran involucrados no es el deterioro premeditado y consciente de la organización?

La respuesta a esta inquietud nace en la naturaleza humana y sus raíces culturales que determinan comportamientos de poder en algunas sociedades en función de aspectos no productivos, pero sí, protocolarios y formales, que procuran relaciones de dependencia más que de interdependencia.

De las raices.

Es evidente que en la cultura iberoamericana, este tipo de sociedades son el producto de muchos años de colonialismo y postcolonialismo, que ha hecho que valores sociales como la propiedad de la tierra (engorde o rentista) y la participación en los cargos burocráticos del Estado, constituyan factores de prestigio personal que se encuentran completamente desligados de los conceptos de productividad en los que se debate la economía moderna con su internacionalización y globalización.

Esto, en buena parte, ha hecho, en primer lugar, que el retrazo en del desarrollo económico de estos países sea evidente, pero, por otra parte, es causa de buena parte de nuestra falta de competitividad y mala gestión en el manejo de las organizaciones productivas, lo que hace que debamos analizar mejor las causas de nuestro subdesarrollo y, probablemente, coincidamos en identificarlas como muy ajenas al tan cacareado imperialismo yankee y las tengamos que referir, por los aspectos ya descritos, a nuestra incapacidad mental para entender nuestro papel como funcionarios de la organización o como miembros de la sociedad.

Es en este sentido que debe enfrentar el reto de la modernidad y de la funcionalidad cualquier empleado que cumpla una tarea dentro de la organización. Y, para hacerlo con éxito, la empresa y el empleado, debe considerar la función estratégica de su gestión, es decir la manera como la disposición de las actitudes y los recursos con que cada uno cuenta, se orientan a trabajar en procura de los aspectos descritos en el mapa estratégico de la organización, liderados por la Misión y la Visión, legado de patrimonio intelectual entregado por los accionistas a quienes han confiado su inversión.

Por eso considero importante estudiar y fomentar el desarrollo de las habilidades estratégicas funcionales de los diferentes componentes de la organización.

Y, hay que empezar, por la reestructuración de los consejos o comités de gobierno.

Se deben diseñar grupos primarios más planos, con la participación y aporte a la dirección, en primer lugar, de los responsables de las unidades estratégicas o de negocios (los que aportan a la utilidad operacional) y, en segunda instancia, las áreas funcionales como unidades de servicio a las primeras, con el fin de facilitarles el proceso del logro de las acciones estratégicas que garanticen dicha utilidad.

Es en este sentido que la actividad de los funcionarios, dentro de sus unidades de gestión y su relación con los otros elementos de la organización, cobra sentido y aporta a la efectividad del negocio y es para ello que vale la pena estudiar y capacitarse a profundidad en los temas propios de los que se denomina GERENCIA DE ESTRATEGIAS FUNCIONALES.

Autor Jairo A. Trujillo


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