Revista Comunicación

Estrategias para pensar con la pantalla apagada. Profesores asíncronos y generativos.

Publicado el 03 marzo 2023 por Jairoalberto

Tres escenarios de la tecnología en educación

Antes de la pandemia, nuestros maestros se encontraban ante este escenario: les llamaba la atención casi cualquier charla que tuviera que ver con tecnología, con el uso de ese nuevo programita, con la forma en la que podían distraer enseñar algo más de otras formas a nuestros estudiantes. A otros, por el contrario, cualquier cosa que tuviera que ver con tecnología les causaba repulsión; me refiero a las tecnologías digitales: si el profesor tenía acceso al cuarto de aparatos y lograba que le funcionara todo lo que había pensado, era visto como gurú en la institución y él mismo se sentía un adalid de la cosa tecnológica. Otra historia si no tenía al estudiante que le ayudara o él mismo no lograba que siquiera abriera el programa pensado, rechazo total.

Durante la pandemia, ambos escenarios tuvieron su confluencia, y las estrategias para aprender y enseñar de la presencialidad tuvieron infinidad de versiones, realizaciones, experiencias exitosas y existenciales, llamados a la cordura y a la billetera por la falta de algo más o algo mejor. También se hizo latente la participación de la familia, tanto del profesor como del estudiante, en el proceso educativo; más allá de aparecer de fondo u obligar a que nunca se abriera una cámara, el reconocimiento abrió otras perspectivas frente al ser y hacer de la educación en nuestro país.

Y eso hablando de los lugares que lograban conectarse, porque otro reconocimiento fue el de la ausencia de medios tecnológicos para ese ideal de comunicación educativa. Aplicaciones de mensajería instantánea recibieron una fuerte carga de responsabilidad y recursividad entre la población de ese 90% del país que tampoco se conectaba en las aulas.

Pero el dinosaurio seguía allí…

Quizás la pandemia duró lo suficiente para que nos equipáramos, o no. Algunos volvimos a las instituciones educativas y el retraso tecnológico hizo más severo el impacto de la obsolescencia programada: si antes sabíamos que con uso un equipo quedaba fuera de batalla a los tres o cuatro años, con el que recibió (o no) en pandemia, ese lapso se redujo a cuatro o seis meses. Se decía que educábamos a estudiantes del siglo XXI con herramientas del siglo XX y pedagogías del siglo XIX. Y al final, solo una de las variables se detuvo…

Antes de la «irrupción» de las tecnologías generativas, nuestros maestros se encontraban en una especie de vértigo generacional, formativo y didáctico frente al uso de dispositivos, materiales, herramientas: a mediados y finales de 2022 estábamos aun encajándonos con lo que de la pandemía podíamos haber aprendido en términos de uso pedagógico, crítico y creativo de mediaciones digitales. El concepto enunciado bajo los números 2.0, 3.0 y 4.0 era ajeno en la práctica real para quienes habitan en las ciudades y los centros educativos: muy interesante aprender qué significan, pero permítame anoto en mi cuaderno porque se cayó internet; me permite la presentación por favor que mi pantalla se bloqueó. Y ni qué hablar de los derivados emocionales y sociales que dejó la propia idea de volver a conectarse o usar esos términos en nuestra cotidianidad educativa: si ya podemos encontrarnos, para qué la tecnología, hagámos la clase presencial. Y la que antes no podía salir del cuarto de aparatos, ahora no la queremos sacar…

Más pandémico que el COVID-19: la Inteligencia Artificial sin «otras» Inteligencias.

Y ya no necesitamos estudiar los efectos de la pandemia, porque quizás durante ella la tecnología y sus procesos se recombinaron, aceleraron ecuaciones y regresaron para mostrarnos en un Aleph lo que somos capaces de hacer con tiempo. Teniendo mayores efectos sobre la cognición y el pensamiento humano que la pandemia, ahora la explosión de herramientas que se valen de bases de datos y algoritmos para presentar a la distancia de un clic cualquier cantidad de contenidos, hace que si antes de pandemia había una brecha digital contra la que diseñábamos estrategias, ahora con la inteligencia artificial y sus aplicaciones nos vemos en la obligación de aprovecharla para abordarla.

Las necesidades de cómputo se reducen en tanto que asuntos como espacio en disco, velocidad de procesamiento e incluso idioma o sistema operativo, ya no son obstáculos para poder tener un «buen aparato». La infraestructura requerida ahora «sólo» se reduce a excelente conectividad. Si tenemos una puerta con buen espacio para pasar, la cadena de valor del conocimiento hará el resto.

Asíncronos y generativos

Con estos elementos en el contexto, considero que es imprescindible pensar en lo que he dejado como el título de una charla que tendré en pocos días con profesores y estudiantes de programas de educación inmersos en la ruralidad: «Estrategias para pensar con la pantalla apagada. Profesores asíncronos y generativos.»

El manejo del tiempo y el concepto de creación como parte del contexto son conceptos que requieren de más revisión, aplicación y gestión. De allí que lo asíncrono tenga que ser tan vital para la educación si pensamos en que la educación para toda la vida es parte de nuestro presente y futuro como especie.

El objetivo de esta charla, como la he pensado para profesores en territorios rurales de Colombia sería proporcionar a los docentes herramientas y estrategias para fomentar el pensamiento crítico, la creatividad y la innovación en el aula, incluso cuando no se cuenta con acceso constante a tecnología y recursos digitales.

El término «profesores asíncronos» hace referencia a aquellos docentes que utilizan metodologías de enseñanza que no dependen del tiempo y lugar específico, mientras que el término «generativos» se refiere tanto a la capacidad de los estudiantes y los docentes para crear nuevas ideas y soluciones, como de la tecnología que gracias a la inteligencia artificial nos está acompañando. 

La charla buscaría invitar a los profesores rurales de Colombia a desarrollar estrategias que les permitan fomentar el pensamiento crítico y creativo en sus estudiantes, incluso en situaciones donde el acceso a la tecnología es limitado o inexistente. Además, se discutirían herramientas y metodologías que pueden ser utilizadas para facilitar este proceso, como el aprendizaje cooperativo, la gamificación y el pensamiento de diseño (design thinking).

Este encuentro no se orienta exclusivamente a profesores (o estudiantes) en áreas rurales de Colombia, sino a todo aquel profesional de la educación que desee refrescar sus contenidos de enseñanza y aprendizaje en contextos para los que la tecnología sirve de mediación o canal único para la construcción de conocimiento.

He planteado el objetivo de esta charla como espacio de invitación a mis colegas (en territorios rurales de Colombia) para que no dejen de desarrollar habilidades y estrategias que animen a fomentar el pensamiento crítico y creativo en sus estudiantes, independientemente de la disponibilidad de tecnología o recursos digitales.

Hace parte del hilo que estoy construyendo en torno a esto que considero es fundamental: ser más humanos con tecnología, pese y gracias a la condición humana. Les contaré de este encuentro, al que también están invitados: https://bit.ly/Conferencia-LLVV2023 (lunes 13 de marzo de 2023, 6:00 p.m. GMT-5)

Etiquetas: EducacióngenerativainteligenciainvestigacionTIC


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