El estilo de vida moderno ha convertido al sedentarismo casi en un hábito.Ya no hablo de ir al gimnasio o salir a correr. No. La estilo de vida actual se ha llenado de tareas en las que apenas se requiere esfuerzo físico. Ya no hablo de ir al gimnasio, no.
¿Cuántos de vosotros anda más de media hora al día? ¿Y qué me decís de las escaleras? Casi todo el mundo las evita, para que nos vamos a engañar… Hasta los juegos de niños han pasado de ser activos, como jugar a la pelota o saltar a la comba, para ser completamente sedentarios, ¿O acaso se requiere mucho esfuerzo para jugar con una consola o videojuego?
Todo esto, hace que nuestras necesidades energéticas se reduzcan en valores que van de las 500 a las 1.000 calorías diarias. A pesar de ello, si la cantidad de comida que se ingiere no se reduce en la misma proporción, la tendencia al sobrepeso está casi asegurada.
El exceso de alimentos y la falta de ejercicio físico son unas de las principales causas de la obesidad o sobrepeso, ya que se ingieren más calorías de las que se gastan.
El ejercicio bien planificado es muy saludable y contribuye a regular el peso corporal. Además, es un elemento fundamental para toda estrategia que tenga como objetivo la reducción de peso. Por ello, solamente desarrollando una actividad física habitualmente podremos afrontar el sedentarismo.¿Pero? ¿Qué más podemos hacer frente a la obesidad y los múltiples factores que la favorecen?
Las conductas que pueden resultar más efectivas en cada uno de los siguientes casos son:
Genética: Todas las personas somos diferentes desde el punto de vista genético y reaccionamos de manera distinta a los alimentos. Existen variaciones genéticas, que son los responsables de que la respuesta a los alimentos entre individuos sea tan diferentes. Mediante un estudio nutrigenético se puede realizar un tipo de dieta altamente personalizada, basada en el perfil genético y nuestros hábitos de vida.
Falsas necesidades alimentarias: Prescindir de todos los “caprichos alimentarios”, que no necesitéis, Evitar los alimentos muy grasos (precocinados, embutidos, aperitivos, bollería, pastelería, etc..) y optad por alimentos de buena calidad y que sean saludables (verdura, fruta, cereales integrales, pescado fresco a la plancha, etc..).
Calorías: No hay nada peor que obsesionarse con las calorías a corto plazo. Las dietas radicales y demasiado restrictivas, en las que no se puede comer casi nada son perjudiciales para la salud, ya que tienen una carencia de nutrientes esenciales. Es mejor seguir una dieta saludable y balanceada sin estresarse por la cantidad total de calorías diarias consumidas, sino más bien por la calidad y cantidad de los alimentos ingeridos.
Actividad física: Caminar, correr, ir en bicicleta, bailar. En definitiva, “mover” el cuerpo diariamente. Seguid un plan de ejercicio adaptado a vuestras necesidades y edad y que os resulte placentero y fácil de seguir.
Metabolismo: Favorecer su regulación con una vida saludable. Ejercicio físico, alimentos saludables, beber mucha agua e infusiones como el té rojo y té verde pueden contribuir a “mantenerlo a raya”. Es aconsejable, consultar al médico o profesional de la salud, para que lleve un seguimiento periódico de los resultados.
Publicidad y productos adelgazantes “milagrosos”: Los productos que prometen la pérdida de peso sin esfuerzo, casi “milagrosamente” no existen. Desconfiad de las noticias y publicidad sensacionalista sobre panaceas adelgazantes que no están contrastadas. Los milagros no existen.
¿Es vuestro estilo de vida saludable? ¿Creéis que el sedentarismo es un mal de nuestro tiempo? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!Besos desde mi blog!!!