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«Estrella distante» de Roberto Bolaño

Publicado el 16 septiembre 2018 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo

«Estrella distante» Roberto Bolaño

«Estrella distante» de Roberto Bolaño

El narrador vio por primera vez a aquel hombre en 1971, o 1972, cuando Allende aún era presidente de Chile. Entonces se hacía llamar Ruiz-Tagle y se deslizaba con la distancia y la cautela de un gato por los talleres literarios de la universidad de Concepción. Escribía poemas también distantes y cautelosos, seducía a las mujeres, despertaba en los hombres una indefinible desconfianza. Volvió a verlo después del Golpe. Pero en esa ocasión el narrador aún ignoraba que aquel aviador, Wieder, que escribía con humor versículos de la Biblia con un avión de la Segunda Guerra Mundial, y Ruiz-Tagle, el aprendiz de poeta, eran uno y el mismo.


Editorial: Anagrama
Nº de páginas: 160
Formato: Tapa blanda
ISBN: 9788433966735
Año de publicación: 2006
Precio: 19.95€

Sobre el autor: Roberto Bolaño
Impresiones

Como el mismo Bolaño lo declara en el breve prefacio al referirse al << fantasma cada vez más vivo de Pierre Menard >> , y una América inexistente, aunque indeseable y horrorosa. ¿Cómo no ensanchar la genealogía con Schwob o Estrella distante es hija de La literatura nazi en América. No será la única vez que una obra del escritor chileno nazca del seno de otra obra suya, siempre dispuesta a las remisiones internas: Amuleto, por caso, desarrolla con largo aliento la vida de la Auxilio Lacouture de Los detectives salvajes. A su vez -y no sólo por la mención indirecta a través de Pierre Menard- La sinagoga de los iconoclastas de Wilcok? La literatura nazi remite al gesto fundacional de Historia universal de la infamia de Borges: una galería de retratos de personajes menores, de vidas ínfimas, insignificantes, encaminadas fatalmente al olvido. Con una diferencia: no se pretende recuperar, a través de la biografía, esas vidas reales, tampoco, como en las grandes novelas sobre dictadores del boom ( La fiesta del chivo, El otoño del patriarca, El recurso del método, Yo, el supremo, etc.), se intenta mostrar la magnificencia del mal latinoamericano, sino recuperar, en un gesto de reverso paródico, el derecho y la potencia de inventar unas vidas Los retratos reales e imaginarios de Reyes, Las vidas imaginarias de

Lo cierto es que en el último capítulo de La literatura nazi se narraba la historia de Emilio Stevens, alter ego de Carlos Ramirez Hoffman, lo que en Estrella distante será Alberto Ruíz-Tagle, alter ego de Carlos Wieder. Más que un fantasma, en muchos párrafos idénticamente repetidos, Pierre Menard parece ser el símbolo de un escritor, en este caso Bolaño, que mejor escribe cuanto mejor sabe leer su propia obra (así, la estética borgeana del lector como único camino a una estética de escritor se vuelve circular, espiralada, paroxística, a la vez que habitual: ¿cómo escribir bien, o seguir escribiendo, si uno no aprende a leerse para poder reescribirse?) El argumento es básicamente el mismo que en el caso de Emilio Stevens, de la misma crueldad: Alberto Ruiz-Tagle, asiduo asistente a los talleres literarios del sur de Chile, se propone hacer la verdadera vanguardia en poesía. Un tema recurrente en Bolaño, claro está: ¿cómo recuperar la experiencia imposible de la vanguardia? La única posibilidad es a través de la vida de los poetas: Los detectives salvajes. ¿Cómo mostrar el horror de una generación, de un país, de un continente? A través de la experiencia del mal de una vida, Carlos Wieder. El ángel del infortunio, lo llama el amigo del narrador. Su vanguardia consistirá en escribir poemas en el cielo, versos de la Biblia, sentencias y consejos ampulosos, siendo piloto de la Fuerza Aérea de Pinochet; su vanguardia será exponer, en una velada posterior al espectáculo de su avión en el tormentoso cielo de Santiago, una colección de fotografías de sus víctimas. Los que no salen vomitando del cuarto, salen espantados, desorientados y con el cuerpo desencajado, como si el mal radical les hubiese sido revelado esa noche. Una escena (justamente con fotografías) inscripta en la línea de una historia personal que nunca es del todo personal, puesto que no hay nada más universal que una biografía, como enseña la literatura, nos trae a la memoria un símil del mal arropado bajo la piel de la venganza (¿o es el mal la piel de la venganza?) que termina con el suicidio del protagonista de El infierno tan temido, el célebre cuento de Onetti. Por supuesto, la llamada literatura del mal no empieza con Bolaño y en eso él es una vez más heredero de Borges: nada empieza con ningún escritor.

Una historia difícil de contar, dice abiertamente el narrador. Enseguida incluso confiesa que su relato << se nutrirá básicamente de conjeturas >> . Sobre el final afirma (siempre entre la aceptación y la desesperación, como parecen vivir todos los personajes de Bolaño, puesto que nunca es clara la frontera entre reír y llorar: << A veces, leyendo sus entrevistas, me daban ataques de risa. Otras veces me ponía a llorar >> ; << Cuando sentí que, a mis espaldas, la puerta se cerraba, no supe si ponerme a reír o a llorar >> ) que << este asunto ha sido particularmente espantoso >> , a lo que su compatriota Romero, que lo contrata como neodetective, le responde: << claro, cómo no iba a ser espantoso >> .

no es ajena al universo enciclopédico-literario de las novelas de Bolaño. Está saturada de referencias literarias, sobre todo de poetas, efectivamente reales: Enrique Lihn, Nicanor Parra, Octavio Paz, Víctor Hugo, etc., o efectivamente inventados: como las asesinadas hermanas Garmendia. Pero jamás aparece un poema, hecho y derecho: como si la verdadera poesía, en el fondo, tuviera más que ver con una omisión, con un velamiento, con una abstracción sin letras: sólo una forma geométrica deja la poetisa fervientemente buscada por los detectives salvajes; retazos de la Biblia o frases a medio terminar y rápidamente esfumadas en el cielo, deja la estela gris del avión de Carlos Wieder. Una vez, incluso, sólo un dibujo: la estrella de la bandera chilena en el cielo brumoso. O también: la verdadera poesía como abolición, propuesta desde sus revistas por la pluma del apócrifo Defoe, es decir, la poesia hecha por lo no-poetas y leía por los no-lectores. O quizás la verdadera poesía es un crimen, o el crimen una poesía (Wieder es un asesino, pero Estrella distante al mismo tiempo un poeta), el crimen del sentido que solamente una nueva poesía es capaz de enfrentar: << El silencio es como la lepra, declaró Wieder, el silencio es como el comunismo, el silencio es como una pantalla blanca que hay que llenar. Si la llenas, ya nada malo puede ocurrirte. Si eres puro, ya nada malo puede ocurrirte. Si no tienes miedo, ya nada malo puede ocurrirte >> .

La figura de Carlos Wieder condensa la alianza trágica entre arte de vanguardia y mal radical, absoluto: pretendido poeta, su relación íntima con la derecha política, con el fascismo, como sucede con todos los personajes de La literatura nazi, reflota la idea sentenciosa pero al mismo tiempo seductora, la de Hitler como pintor fracasado: cuidado con los artistas frustrados, porque pueden ser muy peligrosos. La historia de una película de terror, sin dudas. Quizá sea más justo decir, como hace Bibiano, el amigo del narrador en su libro sobre el excéntrico a la vez que invisible Wieder, cuando cita directamente a Borges: << El primer infierno realmente atroz de la literatura >> . ¿Qué hacer con la experiencia o la fascinación del mal? ¿Cómono perder lo que ha sido, aunque esto sea despreciable? ¿Cómo representar el horror? La respuesta más borgeana que Borges que da Bolaño es clara: narrando, dándole una vida literaria a través de una biografía apócrifa.

«Estrella distante» de Roberto Bolaño


Reseñado por Leonardo Oittana

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