Paul PcCartney en los JJ OO de Londres 2012
No siempre se ha incluido la actuación de un gran artista en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. De hecho, la costumbre es bastante reciente, pero desde la primera vez que se contó con una estrella del pop o el rock se comprobó el enorme gancho que tiene esa presencia en los fastos de apertura. Figuras de leyenda quisieron respirar el aire olímpico y dieron empaque a las primeras horas de unos JJ OO
En la más que dudosa ceremonia de apertura de los Juegos de París 2024 tal vez lo mejor fuera la actuación del potente grupo francés de metal rock Gojira. La banda (que originalmente se llamaba Godzilla) fue la encargada de poner el instante rock al pretencioso festejo. Antes fueron otros gigantes del rock los que se encargaron de hacer rock & roll en el Olimpo del deporte. No ganaron medalla pero…
Pocos temas incitan al buen rollo tanto como el ‘Imagine’ de John Lennon, que casi se ha convertido en una especie de himno olímpico no oficial (también sonó en la apertura de París 24 y en otras). Stevie Wonder hizo una maravillosa interpretación en la clausura de los juegos de Atlanta 1996; además, dedicó la canción a las víctimas de un reciente atentado terrorista.
Un amplio muestrario del pop y el rock australiano pisó el escenario en la clausura de los juegos de Sidney 2000; entre los presentes estaba INXS, la potente banda de los años ochenta que tocó su éxito del 85 ‘What you need’, con el solista Jon Stevens sustituyendo al fallecido Michael Hutchence. Otro gran momento de Sydney 2000 fue la actuación de Midnight Oil, grupo formado en Sydney en 1972; tocó su gran éxito ‘Beds are burning’, un tema que habla de las ‘generaciones robadas’, refiriéndose a la política de separación de niños aborígenes de sus familias que el gobierno australiano practicó durante siglos; cuando Peter Garret, cantante de Midnight Oil, se convirtió en político no paró hasta que Australia pidió perdón (en 2008) por tamaña atrocidad.
Jimmy Page en Pekín 2008. Cuando los Juegos de Pekín 2008 terminaban y se iniciaba el acto de entrega de la antorcha olímpica, apareció un autobús rojo de dos pisos sobre el que se veía al guitarrista de Led Zeppelin, que junto a la cantante pop Leona Lewis se marcó una versión de su ‘Whole lotta love’. “Muchos me dijeron que no debería haber hecho tal cosa, pero yo siempre respondía que sí, que hice muy bien”.
Tal vez sea Neil Young el músico canadiense más famoso. El eterno cantante cerró los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010 en Vancouver, donde se hizo su ‘Long may you run’ de 1976, con guitarra y armónica, mientras se apagaba el pebetero olímpico.
En Londres 2012 los ingleses presentaron a su máxima leyenda: Paul McCartney. El ex beatle ofreció una emocionante interpretación del clásico de los Beatles ‘Hey Jude’, que contó con el coro masivo de ochenta mil personas. Curiosamente, el momento olímpico de McCartney comenzó con una metedura de pata, ya que el músico se despistó al principio de la melodía. “Se suponía que debía esperar una señal, pero lo olvidé y empecé cuando me pareció”. Y para la ceremonia de clausura de esos juegos, Brian May y Roger Taylor (Queen) se marcaron un estruendoso ‘We will rock you’; aunque a falta de Freddie contaron con la cantante británica de pop Jessie J. Otros nombres de leyenda no quisieron perderse la ocasión, como Ray Davis (The Kinks), que hizo un brillante ‘Waterloo sunset’ (de 1967); o The Who, que se marcaron un mini concierto con tres de sus grandes éxitos.
Para poner punto final a los Juegos de invierno de Salt Lake City 2002 se contrató a uno de los grupos más visuales, Kiss, que hicieron un incendiario ‘I wanna rock and roll all nite’. Gene Simmons, que sacó sus dos palmos de lengua, dijo: “Fue fabuloso, aunque fue el escenario más pequeño en el que hayamos tocado nunca, era la caja de un camión. Pero lo vieron miles de millones, y eso es lo importante”. Y también tocaron otros, entre ellos Bon Jovi, que deleitó al mundo con su ‘It´s my life’.
Y muchos otros músicos de pop, rock y géneros afines quisieron probar el espíritu olímpico, dando ese punto ruidoso a las ceremonias, generalmente ñoñas y/o de mal gusto.
CARLOS DEL RIEGO