Estrómboli. Jon Bilbao. Madrid: Impedimenta, 2016
En el cuerpo
Compartí taller de literatura con Jon Bilbao durante un año. No me refiero a que él diese las clases sino que asistía a ellas igual que yo, como alumno. Entonces, allá por el año 2006, Jon Bilbao no era conocido como uno de los mejores autores de relato corto de nuestro país; todavía no.En aquel taller (igual que en todos, intuyo) solíamos escribir textos que luego, leíamos en alto para darnos opiniones y consejos. Cuando Jon Bilbao leía los suyos, con una voz entre grave y automatizada (a veces parecía un ordenador hablando) a todos se nos torcía algo por dentro y el miedo, el misterio y la incomodidad, se nos metía en el cuerpo.Desde entonces he seguido la pista de este antiguo compañero y he celebrado sus éxitos (Premio Ojo Crítico de Narrativa 2008; Premio Tigre Juan y Premio Euskadi de Literatura 2010; Premio Otras Voces, Otros Ámbitos 2011...) me he dejado sorprender por exquisitas traducciones suyas de la Lengua Inglesa y he accedido, voluntariamente, a revivir ese miedo y esa inquietud de sus historias, leyéndolas.La última en colarse entre mi espina dorsal ha sido la antología Estrómboli. Editada por Impedimenta, unos señores que cuidan con esmero cada tipo y cada color de los que emplean para el diseño de sus ejemplares. Estrómboli, además de ser un libro "bonito", resulta un conjunto de cuentos para no olvidarse.Algunos de ellos recordarán al lector a una película americana de gángsters y moteles de carretera, una típica narración de robos y asesinatos en la cual el protagonista, escéptico y desafortunado, es español y está siempre fuera de contexto. Otros lo conducirán por el terreno desapacible de la vida en el campo y las relaciones de verdadera o falsa amistad, de situaciones extremas y de puesta a prueba de la confianza en el otro.Como impresión personal diré que dos relatos han sido los que más me han impresionado: "Una boda en invierno" y "Avicularia avicularia". Se me han metido dentro porque los tragué sin masticar, dejándome llevar por el narrador en tercera persona que no da tregua al estúpido comportamiento de sus personajes.Llegado el final, sorprendente e inesperado de ambas historias, de alguna forma, supongo que las dos siguen creciendo dentro de uno y lo acompañan durante un tiempo.Igual que el recuerdo de la voz de Jon Bilbao.