Hoy se ha suprimido la línea 36, que ya no llevará más estudiantes a la Universidad Pablo de Olavide. Unos extraños criterios de rentabilidad aplicados por ese Nobel de economía aplicada llamado Carlos Arizaga han aconsejado su eliminación.
Es más que lógico que transportar a estudiantes a la universidad, aunque haya descendido su número considerablemente desde la puesta en marcha del Metro, sea bastante menos rentable que hacerlo con unos cuantos guardias civiles de El Pítamo, línea que sí ha decidido mantener por esos quiebros extraños que suele dar una ciencia tan imprevisible como la economía. Por lo que se ve, el derecho al transporte público depende en buena medida del color de tu uniforme.
Los estudiantes, esos cachondos, le han dado la despedida, a la vez que recogen firmas en contra de su retirada desde la página del Consejo de Estudiantes. Ya llevan 441.
A qué esperas para firmar.
Vía | CGT Tussam