Desde que somos pequeños nos preguntan una y otra vez, ¿qué quieres ser cuando seas grande? Y nosotros no podemos evitar nombrar esas profesiones que admiramos o encontramos a nuestro alrededor como los doctores, policías, bomberos y más. ¿Cuántas veces no jugamos al mercado? ¿A la escuela siendo maestros? O ¿quiénes no deseamos ser héroes o princesas, o ambos?
Luego nos encontramos con esa misma pregunta en la secundaria, usualmente son nuestros profesores quienes la hacen y algunos pueden decir con confianza que ya tienen decidido su futuro trabajo. Otros aún dudan, pero logran expresar ante cual profesión se sienten un poco identificados.
Pero, ¿realmente estamos preparados para elegir qué carrera o trabajo deseamos para el futuro? Un trabajo en el cual probablemente estemos por el resto de nuestras vidas trabajando 8 horas diarias; suena bastante aterrador si no estás seguro de qué quieres hacer o si nos estamos equivocando de profesión. Muchos pasamos por esta etapa sin tener idea de qué nos espera y nos adentramos en nuestras carreras técnicas o universitarias sin prestar mucha atención o sin ser auxiliados. Y es en este tema en que muchos países son deficientes ante la falta de información que hace que muchos no sepan qué trayectoria elegir. Los test vocacionales usualmente son pagos y no necesariamente son confiables al cien por ciento, aunque últimamente se pueden encontrar algunos gratis por internet. La promoción de carreras o la información que recibimos es escasa siendo las más populares la medicina, leyes, arquitectura. Pero, hay muchas carreras diferentes que podrían ser el amor de nuestra vida y ni siquiera sabemos que existen.
Ahora enfoquémonos en los adultos. Aquellos que dejaron una carrera porque no les gusto, abandonaron desanimados y comenzaron a trabajar. O aquellos que por otros motivos ni siquiera lo intentaron. Pero aún quieren estudiar, sin embargo la edad, el poco tiempo, y otros motivos nos convencen de que ya es demasiado tarde para intentar. Alguna vez se preguntaron ¿de dónde provienen esas excusas de que los adultos ya perdieron su oportunidad de estudiar? ¿Quién dice que no deberíamos hacer lo que nos gusta? O ¿Desde cuándo el conocimiento tiene límite de edad? Debo discrepar enormemente con estas falsas creencias que obligan a muchos a frustrar sus sueños. Nuestro cerebro no pierde la capacidad de aprender, memorizar ni de razonar; puedo admitir que tengamos que ejercitar nuestras neuronas un poco, sacudir el polvo, pero tomémoslo como ir a un gimnasio, simplemente hay que encontrar las ganas de ir a moverse un poco. Encontrarse con multitudes de gente joven y ser el único pasado de edad parece ser también un problema del cual muchos quieren escapar. Una especie de intimidación de no ser joven y sentirse parte del grupo que es entendible. Pero, ciertamente no es algo que deba incomodarnos a tal manera de perdernos de algo que disfrutamos. En esto puedo dar voz de experiencia que un grupo que contiene distintas franjas de edad tiende a ser muchísimo más interesante. Algo que completamente se luce al verlo por uno mismo donde los mayores, ya perdida la timidez de los veinteañeros, logran integrarse y enseñar un poco al resto de la clase. Por último el tiempo es algo crucial. Por supuesto al trabajar aproximadamente 8 horas, sin olvidar el resto de las responsabilidades del hogar suelen mermar las ganas de ir a pasar tiempo en una clase, prestar atención, y seguir las actividades pertinentes a los cursos; sin lugar a dudas suele ser agotador. Pero ¿no será también increíblemente satisfactorio todo ese esfuerzo al obtener lo que tanto hemos esperado? De seguro lo es. El esfuerzo al final dejará una gran satisfacción y muchos lo han experimentado.
No puedo detenerme a cubrir cada detalle o experiencia; se podrían citar miles de historias totalmente diferentes. La generalización que me atrevo a realizar es con el simple fin de animarnos a pensar detenidamente qué es lo que queremos hacer. Para los jóvenes, invitarlos a no dejarse llevar por lo más popular, busquen y prueben distintas cosas que podrían interesarles. Ahora está la ventaja de internet y pueden llegar a encontrar interesantes carreras que antes no existían. O becas en el exterior que usualmente pasan desapercibidas, los invito a ver las embajadas en sus respectivos países. También he encontrado muchísimos cursos gratis en internet o brindados por ONG. Para aquellos que ya se habían rendido, hay muchísimas personas que buscan una segunda oportunidad y logran alcanzarla. Abandonen los prejuicios de la edad.
Recuerden que el conocimiento no tiene edad y siempre hay tiempo para lo que se quiere lograr.