Revista Cine
Estudio Michael Haneke (3): El video de Benny (o entre lo bretchiano y la normalidad)
Publicado el 17 diciembre 2009 por Crowley"Nosotros no percibimos la realidad, sino la representación televisiva de la misma".(Michael Haneke)
Me resulta extraño, cuanto menos, que muchas personas encuentren la primera escena de la película, la de la muerte del cerdo como una de las más duras del film, más incluso que la de la muerte de la joven, por ejemplo; es decir, para muchos es más difícil de asimilar mentalmente ver morir a un animal (al cual se le sacrifica para convertirlo en posterior producto alimenticio) que a una persona (a la que se le mata porque sí, por nada en concreto) y creo que podemos llegar a encontrar una explicación a este comportamiento de rechazo por unas cosas sí y por otras no (al igual que resulta curioso lo que comentaba Dvd en referencia al post anterior, que nos decía que muchos espectadores salían indignados del cine al ver que la familia tiraba el dinero por el retrete y no salían afectados por ver cómo se suicidaban en pantalla, ante sus ojos... será tal vez porque en este mundo capitalista todo y todos se mueven por dinero y todo y todos tenemos un precio... no se, no se...).
Mi explicación a lo que he citado en referencia al cerdo es que estamos demasiado acostumbrados a ver personas morir, sí, sí, como lo leen, porque raro es el telediario que no nos muestra imágenes de un atentado suicida en algún país de Oriente Medio, o de un ajuste de cuentas, o de algún accidente mortal o catásfrofe natural y nos trae a nuestras casas primerísimos planos de agonizantes cuerpos mutilados y trozos de carne ensangrentada con los que aderezar indigestamente la comida o la cena de la que disfrutábamos haste ese momento. ¿Es que la televisión nos ha alienado como dijimos en el post anterior y ya no nos afecta nada?, ¿o es que el hecho de ver imágenes que no pertenecen a nuestra realidad, a la que tenemos en la puerta de casa y en el vecindario hace que todo sea más irreal y lo veamos como una película distante?, ¿o es que el poder de la televisión hace que esas imágenes no nos parezcan reales y lo percibamos todo como un estrambótico show de personajes fingidos y hechos falaces donde la sangre es de mentira?... Aún recuerdo que, cuando niño, los presentadores de las noticias avisaban previamente cuando, de manera ocasional, tenían que mostrar alguna imagen de cierta crudeza con palabras como "avisamos a los tele-espectadores que las imágenes que siguen a continuación pueden herir su sensibilidad"... ¿dónde ha quedado ahora esa sensibilidad?, ¿y nuestra conciencia?...
En cuanto al sacrificio del animal en cuestión, el cerdo, puedo decir que a pesar de ser una escena dura (de hecho cualquier sacrificio animal lo es y si no me creen les invito a una visita a un matadero de reses vacunas por ejemplo) no es nada comparado con la forma en la que se sacrifican en el pequeño pueblo de la serranía salmantina que frecuentaba en mi niñez, donde al cerdo se le clava un cuchillo en el cuello, se le abre todo lo posible y se le deja desangrar hasta la muerte mientras se ahoga en chillidos empapapados de su propia sangre... Eso sí que es cruel y puede atormentar a un niño durante semanas (como de hecho lo hizo conmigo y la aversión que le cogí a los productos porcinos durante años).
La película está basada, nuevamente como en la anterior, en hechos reales y a Haneke se le ocurrió como consecuencia de una serie de noticias sobre la gran cantidad de asesinatos realizados por jóvenes de clase media-alta sin motivo aparente y por mero aburrimiento, y en esta ocasión se nos cuenta la vida de... Benny es hijo único de un matrimonio burgués de clase media-alta (un Benny magistralmente interpretado por Arno Fricsh, con quien el director repetiría años después en "Funny Games" con un papel que bien podría ser el de un Benny un poco más adulto). Es un chico normal (frío, pero no desequilibrado por mucho que nos lo pueda parecer), como cualquier otro que conozcamos, ha tenido una buena educación en colegios de pago (aunque para Haneke esto no signifique nada, ya que para él, "una buena educación no sirve para corregir una anomalía sino para favorecerla), es miembro del coro de la iglesia y sus padres le han permitido todo cuanto ha deseado para suplir la falta de atención que le prestan, entre esos objetos adquiridos a cambio de cariño, hay un equipo de grabación, reproducción y montaje de video. La habitación en la que se refugia del mundo exterior está presidida por unas cuantas pantallas de televisión, una de las cuales muetra lo que pasa fuera del edificio a tiempo real, y lo que nos muestra es una representación gélida y deshumanizada de una ciudad, como si de la "Metropolis" de Fritz Lang se tratase. Es significativo que las persianas estén permanentemente bajadas y una cámara sea la que grabe y reproduzca lo que hay fuera, al otro lado del cristal oculto, como si la realidad fuese más llevadera si pasa por el filtro de la televisión, lo cual nos lleva a lo que les he comentado un poco más arriba, a que nos hemos convertido en una generación para la que sólo existe lo que nos llega por la pequeña pantalla. Lo demás, no es real. La televisión, según Haneke, nunca puede ser una forma de arte, porque sirve a las expectativas del público. La doble moralidad que impera en nuestra sociedad queda patente cuando vemos a Benny cantando en el coro de la iglesia, como un buen creyente (para Haneke, la religiosidadd es "el mal que se hace dueño de Dios y lo utiliza") y aprovechando mientras tanto para hacer sus trapicheos (que incluso sus progenitores posteriormente alabarán y considerarán una virtud en su hijo) y negocietes con los que sacarse un dinero extra que le vendrá muy bien para alquilar películas en el videoclub del que es asiduo. Las películas de las que es ávido seguidor son meramente violentas, y eso queda patente cuando en una de esas visitas a la tienda de alquiler de películas, vemos a Benny visionando una. Él tiene puestos unos auriculares y a nosotros nos llega sólo la imagen, no el sonido que la acompaña, con lo que la sensación de violencia cinematográfica se acrecenta.Un día, mientras alquila un par de cintas, ve a una chica (anónima para nosotros, los espectadores) en el exterior, mirando atentamente la pantalla de televisión del escaparate, impertérrita e inmutable. Entablan una conversación y Benny la convence para que le acompañe a casa, aprovechando que sus padres no van a estar. Benny la lleva hasta su dormitorio, enciende la cámara y comienza a hacerle todo tipo de preguntas (como si del fotógrafo de la sublime "Peeping Tom" se tratase). Inevitablemente, Benny le pone a la joven su video preferido, el que ve una y otra vez a cámara lenta, el de la muerte del cerdo. Ella le pregunta "¿Tú ya has visto un muerto?... de verdad, quiero decir". Él dice rechazar la muerte, pero su mirada no dice eso, todo lo contrario, el destello de su mirada hace que las palabras se carguen de cinismo falaz, ya que esa mueca que se le escapa, nos hace entender que es algo con lo que fantasea con regularidad. Hablan de la sangre en el cine, a lo que él contesta que todo es de mentira, claro, "todo es ketchup y plástico".Benny le confiesa a la joven desconocida que guarda en su habitación el artefacto con el que se sacrificó al animal. Jugando con él y retándose en broma, el aparato se dispara accidentalmente sobre el vientre de ella. La joven cae al suelo y Benny la arrastra por el suelo hasta llevarla fuera de plano (es sublime la forma en cómo está rodada esta desgarradora escena, a contracampo, de manera bretchiana y visto todo a través de la cámara del chico. Curioso esto de verlo en una pantalla dentro de una pantalla, la suya y la nuestra, lo cual confiere al acto en sí en una inmoralidad más real de lo que lo sería si lo viéramos directa y abiertamente) y sólo percibimos la muerte de ella por los estremecedores chillidos, ahogados en sangre, que profiere la incrédula chica. La frialdad de Benny y el poco apego que le tiene a la vida humana queda reflejada muy bien en los segundos (largos y eternos para el espectador) en los que trata de socorrer a la joven; cada vez que va hasta ella para decirle que se calme, que tranquila, que le va a ayudar, le pega un nuevo disparo con el artefacto, hasta que le da un último "golpe" rematador. Llegados a este punto, y vista su reacción posterior en la que se va a comer algo a la cocina, no podemos sino asombrarnos de su comportamiento porque, ¿qué le impulsa a cometer tal acto de barbarie?, no es un joven que haya sufrido en la vida, tiene cuanto quiere, sus padres le dan más cosas materiales de las que necesita, no está a punto de morir y le da todo igual y ni tan siquiera ha sentido placer ante lo que ha hecho (y tantas veces ha imaginado)... es frío y no tiene motivación para haber asesinado, lo cual confiere al crimen un grado más, si cabe, de maldad y salvajismo.Posteriormente se dispone a mover el cuerpo y recoger la sangre del suelo con un trapo de cocina (más avanzado el film, Haneke nos muestra a Benny realizando la misma labor de limpieza con un poco de leche derramada, en un simil metafórico sin precedentes) y decide desnudarse y embadurnar su cuerpo con la sangre de su fortuito "sacrificio", como si de un guerrero primitivo se tratase y como aquellos niños-hombres del libro (y la película) de "El señor de las moscas" en el que se embadurnaban de sangre y barro para convertirse en guerreros y luchar contra la gran bestia que azotaba la isla (un cerdo salvaje, curiosamente). Este acto de vandalismo, hace que Benny se convierta, casi sin quererlo, en adulto ante nuestros ojos, tratando de despejar sus interrogantes personales sobre su propia identidad y su condición como persona, proceso que vendrá originado por un triste hecho sin vuelta atrás. Un asesinato.Benny recibe la llamada de un amigo y dejando el cuerpo en su habitación, como algo inservible y únicamente tapado con una sábana, como si así consiguiera que no existiese, se marcha a patinar. Antes de entrar donde está toda la gente, se detiene unos momentos en la valla que le separa de la gente que se está divirtiendo. Nuevamente vuelven a hacer acto de aparición las verjas y sucedáneos como limitadores de la realidad, ya que son lo que separa su mundo del mundo normal, y él tiene la capacidad de cruzarla, puede estar en los dos lados del mundo, en el de la luz y en el de la oscuridad.Sin ningún motivo aparente, se detiene ante una peluquería y decide raparse el pelo al cero, como tratando de adaptarse a la nueva personalidad que se va abriendo paso desde su interior (he de confesar quen hay varios aspectos del largometraje que me retrotraen a "Taxi Driver" de Martin Scorsesse, como son el corte de pelo, la muerte agónica de la chica en comparación a la muerte del chulo proxeneta de la película de Scorssesse y el concepto de habitación que tienen los dos protagonistas, que relegan su cama a un segundo plano, en una esquina). A este respecto, el del corte de pelo, su padre le echa una reprimenda en el baño, diciéndole que le van a confundir con un nazi, ante lo que el permanece impasible y sigue a lo suyo, a lavarse los dientes. El ha crecido, lo advertimos en su mirada desafiante y nos deja claro que ya no es un niño. Sigue tan frío como antes si no más, y su impasibilidad sobrecoge nuestra tranquilidad.Más tarde de lo que pensábamos y deseábamos, los padres descubren el cadáver de la joven y el video en el que está todo grabado, pero lejos de enfadarse o avisar a la policía, lo que tratan es de ayudar a su hijo a encubrir su injustificado acto, barajando distintas posibilidades de deshacerse del cadáver, lo cual nos lleva de nuevo a Bretch y a su relato que transcurre en la alemania nazi donde unos padres, temerosos de ser delatados ante las S.S. por sus hijos, les daban todo tipo de cariño y regalos no ya porque así lo quisiesen, como debería ser, sino porque tenían miedo y deseaban comprar su silencio (cuya madre nos lleva a la Anna de "El séptimo continente" cuando se ponía a llorar sin motivo, ya que la madre de los niños del relato, rompía a llorar cuando los niños no estaban en casa y tardaban en regresar, pensando que lo harían acompañados de soldados alemanes). Mientras los padres obligan a Benny a ver lo que grabó, como esperando que él les diga que lo que ven no es real, vemos los rostros de los tres y cómo va a pasar a ser un crimen perpetrado por una sola persona a ser uno colectivo. Nuevamente la influencia negativa de la televisión vuelve a quedar expuesta en la forma en la que el padre somete a Benny a un cuestionario para ver si hay algún cabo suelto que le pueda incriminar, ya que parece un debate televisivo de esos en los que un invitado es sometido a todo tipo de preguntas a cual más morbosa, con cuestiones lanzadas como "¿Cómo te sientes ahora que ya ha pasado todo"?, "¿Qué recuerdos tienes de aquel momento?", "¿Qué sentiste entonces?", ¿Por qué lo hiciste?...Para mi la secuencia más dura de este tramo de película, es la conversación, nocturna, como si la noche estuviese hecha para elucubrar y delinquir, que tienen los padres para ver cómo pueden deshacerse del cadáver (en una sublime filmación de plano/contraplano) y que da un serio varapalo a la ceguera paternal y a nuestra forma de educar a nuestros hijos, con frases como la que le dice el padre a la madre "si le denunciamos a la policía, le meterán en un psiquiátrico y le joderán la vida". No deja de ser aberrante, también, la actitud de los padres, ya que si bien el hijo ha sido el artífice del asesinato, ellos le dan un aire de normalidad que asusta porque, no nos olvidemos, ¡el cuerpo de la joven aún está en la casa!.Para alejar a su hijo del peligro, los padres deciden que lo mejor será que Benny y su madre se vayan de viaje, así cuando regresen el padre ya se habrá encargado de todo y la normalidad volverá a reinar en la casa, dejando lo acontecido como un mal y lejano recuerdo (hablando de lejanía, hay que hacer referncia al sonido que puebla la película, que está muy cuidado y está además dotado de una extrañeza y unos ritmos monocordes atípicos, como si nos llegasen desde muy lejos).Durante el viaje, que rompe nuestros esquemas, todo parece normal salvo por un par de detalles: Benny es incapaz de actuar cuando a su madre le coge una crisis de ansiedad porque ya no aguanta más y Benny se comporta como lo que es, un niño que no sabe qué ha de hacer; el otro aspecto que denota frialdad y que algo no va bien en la cabeza de Benny, es cuando su madre está aseándose en el baño y el la graba sin que ella se de cuenta (este detalle, este acto sí que es una aberración moral y una humillación hacia su madre descomunal, ya que lo que la cámara de Benny capta es la intimidad de ella, su vulnerabilidad, y la hace pública a nuestros ojos).
Cuando el viaje termina y vuelven a casa, todo está como debería. No hay cuerpo, no hay señales de nada extraño y la habitación de Benny está cambiada, tiene las persianas levantadas, lo cual nos indica que una nueva vida empieza para él. Por la noche el padre le pregunta algo que está resonando en nuestra cabeza desde que mató a la chica, "¿por qué lo hiciste?", a lo que él responde algo aterrador y que se convierte en el paradigma de la nueva juventud post-violenta y aburrida "No sé. Para ver qué se sentía al hacerlo". Duro y conciso.El último tramo de la película está conformado por una multipantalla que nos muestra los diferentes monitores de una comisaría a la que Benny ha acudido para entregarse (y eso también nos descuadra, porque no sabemos tampoco por qué lo hace). El hecho de que esté visto a través de los monitores hace de esas imágenes algo personal y provoca en nosotros un estado de alivio que nos hace sentir como los ojos de la Justicia.
El largometraje está estructurado de una manera muy notable y loable, salpicando la compleja trama con metáforas y símiles visuales y sonoros, repitiendo imágenes y situaciones que cobran diferente significado cada vez que las vemos o bien nos transmiten una sensación de agobio típica de las ciudades de hoy día.
Si la influencia de Antonioni era evidente en su film anterior, se podría decir que este es el más influído por él ( en la "teoría del encuadre obsesivo" sobre todo, según lo definió Pasolini, por ejemplo) y además por Bertolt Bretch, ya que gran parte de cuanto vemos tiene una impronta bretchiana difícil de ignorar. Bretch fue el principal creador y promotor del llamado Teátro épico que apareció a primeros del siglo XX. Teatro orientado a lo social y a los problemas de la época, cuya meta era (más que entretener), mostrar sin interpretar (oponiéndose a Stanislavski) y lanzar ideas e invitar al espectador a realizar juicios de valor sobre lo que estaban viendo. Los espectadores no debían olvidar bajo ningún concepto que estaban ante una ficción y debían despojar de si toda emoción hacia lo mostrado, esto es, el Verfremdungseffekt (efecto de extrañamiento), haciendo que el espectador se "distanciara" de lo que veía, en lo que se conoce como Técnica del distanciamiento; es decir, se ponen elementos en escena que hacen que uno se desconcentre y no sienta las emociones que se espera debería sentir, como cuando suena la música que escucha Benny a todo volumen, un rock germano pesado y ensordecedor de pensamientos, o se muestran planos de la casa que nada tienen que ver en apariencia con el desarrollo de lo que acontece, salvo para constatar que Benny es de buena familia; se intenta también, en este tipo de teatro bretchiano, que el actor se aleje de cualquier emocionalidad excesiva, por eso no ha de extrañarnos la apatía que impregna a Benny o el que no le afecte tener un cadáver en el dormitorio y prefiera prepararse algo de comer en lugar de deshacerse del cuerpo que yace bajo una sábana.Y es este útlimo punto, el de la indiferencia ante todo, el que hace de esta película una mirada devastadora hacia la juventud (al igual que exquisitamente triste es la visión de Jonze sobre la soledad y la infancia en la maravillosa "Where the wild things are", donde se acota esa época como terrorífica y a quienes la conforman como monstruos encubiertos) y a la post-violencia que reside en estos niños solitarios que son paradigma de la modernidad, consentidos en la dejadez y con una tolerancia mal entendida. Un film que se adelantó a su tiempo, visto lo que vemos cada día en colegios e institutos de este país.
Estimados lectores, permanezcan en sintonía y no apaguen aún las pantallas de sus televisores, por favor, no se asusten porque la imagen que observan no sea más que el espejo de nuestra alma oscura. No se preocupen, que lo que ven no es más que ketchup y plastico, ¿no?.
Ficha técnica:Título original: Benny's Video / 1992 / Dirigida y escrita por Michael Haneke / Fotografía: Christian Berger / Intérpretes principales: Arno Fricsh (Benny), Ulrich Mühe (Padre), Angela Winkler (Madre), Ingrid Stassner (Chica) / 105 minutos / editada en España por Cameo
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