Revista Cine
Estudio Michael Haneke (6):El Castillo (o perdido en la fortaleza)
Publicado el 13 enero 2010 por Crowley"Ya era de noche cuando K llegó".(Franz Kafka).Sinceramente, creo que sólo hay dos directores de cine que serían capaces de reflejar a la perfección el espíritu que Kafka ponía en sus libros y relatos. Uno es David Cronenberg (moriría por ver una adaptación suya de "La Metamorfosis", por ejemplo) y el otro es, lógicamente, Michael Haneke.
“Das Schloß” (1997) es la obra más atípica de toda la filmografía de Michael Haneke, un rara avis pensado para la televisión que aparece en su currículum como un oasis extraño en medio del desierto.
Hay que reconocer que a pesar de no tratarse de una lectura ligera ni fácil, ni tan siquiera cómoda, "El Castillo" tiene algo (como "Amerika") que te atrapa sin remisión, de hecho, el mismísimo Orson Welles estuvo durante mucho tiempo empeñado en adaptarla al cine, pero tras muchas presiones (de los hermanos Salkind según dicen los entendidos) se decidió por "El proceso" que, si bien es una película notable, la de Haneke es una adaptación mucho mejor conseguida, de hecho es casi literal, y consigue adueñarse a la perfección en cada fotograma de ese duro espíritu kafkiano para mostrarnos a la perfección la imposibilidad que tiene el ser humano para lograr adaptarse a un entorno (nuevo) que no entiende y que además no se deja entender.
La película comienza con K. llegando al pueblo y entrando en la taberna. La gente está bebiendo, suena música de fondo, el camarero le recibe con cierta cordialidad... todo parece normal pero, si nos fijamos, podemos advertir un ambiente enrarecido en la atmósfera, algo que no se ve pero que parece asfixiarnos, como si el aire de la estancia estuviese contaminado por una radiación atómica.Esa sensación de intranquilidad se hace presente cuando entra en escena el hijo del alcalde, que se dirige hacia K. y lo saca del aletargamiento en el que está por culpa del cansancio y del alcohol. Nos puede parecer que esta escena carece de una violencia muy exacerbada, pero lo cierto es que no dejar dormir a una persona cuando tiene sueño de muy cruel (de hecho este método utilizado por ciertas autoridades para conseguir información de los detenidos). Le pide la documentación y tras llamar al castillo, se dirige hacia K. y le dice que es un impostor y no tiene permiso para deambular por el castillo. Cuando la integridad de K. parece peligrar, vuelve a sonar el teléfono y le comunican al hijo del alcalde que K. es el nuevo agrimensor.A partir de este punto, K. descubrirá que es y será siempre un extraño, alguien que proviene del mundo exterior y Haneke, con la maestría que tiene tras la cámara, nos irá mostrando esa sensación de agobio, de no encajar y de incomodidad que rodea a K. y al ambiente en el que le ha tocado vivir, con el uso de plano-contraplano y los interludios en negro que ya usara en "El séptimo continente" y una elipsis temporales, que sin ser tan extremas como en el libro, sí que son bastante rompedoras. K. es una persona perdida en ese mundo de locos, de leyes restrictivas y donde hay que mirar por dónde se pisa para no resbalar (en clara metáfora a los pasos que debemos dar en la vida) y caer en picado hacia lo más oscuro de la desilusión y del absurdo burocrático. "El Castillo", el libro del checo Franz Kafka, que se inspiró en la novela "La abuela" de Bozena Nemkobá, es una obra muy densa, confusa en su no conclusión (recordemos que debido al prematuro fallecimiento del escritor), casi claustrofóbica, desalentadora, y en algunos pasajes incluso deprimente, pero aún así goza de un hipnótico poder que nos hace encontrarla una novela bella en su tristeza, hemosa en su desesperación...
...Y Haneke ha sabido captarlo perfectamente, pero aún así, a pesar de ser la más fiel adaptación de un libro de Kafka que se ha realizado, es, también, la más floja de las películas que he podido ver de Haneke, que adolece en algunos apartados de cierta pesadez y lentitud heredades de la novela. Haneke sabe muy bien transmitirnos ese miedo que impregna el onírico y simbológico libro, y es capaz de analizar y reflexionar sobre los límites que puede alcanzar el lenguaje y la comunicación (algo que será primordial en su siguiente trabajo, "Código desconocido") y hace un muy buen ejercicio de mutación del texto escrito y leído en imágenes vistas y escuchadas. Mención aparte tiene el uso de las sombras y las escasas luces, que me recordó a ciertas películas del expresionismo alemán como, por ejemplo, "El último" (1927) de Murnau.No hay mucho más que decir sobre esta obra menor, que he incluído aquí, a pesar de ser un film para televisión, porque está disponible en nuestro país (editada por Cameo), salvo que no recomiendo a nadie comenzar con Haneke por esta película, porque posiblemente será la última que vean del director. Y eso sería una lástima para ellos.
Decir, para ir terminando, que ese final que caracteriza a la historia, abrupto y atípico, es tan poco esclarecedor como lo será tiempo después el de "Caché" (no en vano, al igual que en el libro, la película de Haneke acaba en mitad de la frase de uno de los protagonistas), lo cual produce cierta incomodidad y hasta desilusión en un espectador futilmente esperanzado, que está acostumbrado a la normalidad y a los finales claros y felices.
Y aquí, desde lo alto del torreón que corona mi viejo y destartalado castillo, escribo este post mientras allá abajo, en las calles y barriadas, el extraño y convulso Mundo me busca para invitarme a que forme parte de él, ¿pero saben qué les digo, queridos discípulos?, que pienso cerrar bien la puerta y las ventanas porque en mi Castillo estoy seguro y feliz.
Y en él, mando yo (después de mi Señora, claro está)..Ficha técnica: Título original: Das Schloß / Año 1997 / Dirección y Guión: Michael Haneke / Fotografía: Jiri Stibr / 124 minutos / Intérpretes: Susanne Lothar, Ulrich Mühe, Frank Giering, Felix Eitner, Nikolaus Paryla, André Eisermann, Dörte Lissevsky .
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