Se ha reportado que durante las elecciones que otorgaron a Maduro un fraudulento triunfo, vuelos irregulares desde La Habana transportaron personal cubano a Caracas
Ian OrwellDesde que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela en 1999, la relación con Cuba se fortaleció de manera extraordinaria, pasando de ser una simple alianza política a una profunda colaboración en sectores estratégicos. Sin embargo, más allá del intercambio económico y de servicios, la influencia cubana en Venezuela ha alcanzado niveles alarmantes, especialmente en el ámbito de la seguridad, inteligencia y represión, donde los agentes cubanos han jugado un papel clave en el mantenimiento del régimen de Nicolás Maduro, así lo demuestra el último paper elaborado por Rosa María Paya del Center for a Free Cuba.
La injerencia cubana en estos sectores es vista como un pilar fundamental para la perpetuación de la dictadura venezolana, basada en la supresión sistemática de la disidencia y el control militar.
El aparato de inteligencia cubano: exportación de un modelo represivo
La intervención de Cuba en los servicios de inteligencia de Venezuela es una de las manifestaciones más visibles de su influencia. Desde la década de 2000, bajo la tutela de Fidel Castro y luego de Raúl Castro, Cuba exportó a Venezuela su modelo de inteligencia, basado en las prácticas represivas de la KGB soviética y la Stasi de la Alemania Oriental. Este modelo se implementó de manera gradual en Venezuela, comenzando con el entrenamiento y la asesoría de oficiales venezolanos en Cuba y luego con la infiltración de agentes cubanos directamente en las instituciones de seguridad.
En 2008, se firmaron dos acuerdos clave entre los ministros de Defensa de Venezuela y Cuba, Gustavo Rangel y Álvaro López Miera, respectivamente, que otorgaron a los agentes cubanos un control casi absoluto sobre las Fuerzas Armadas y los sistemas de inteligencia venezolanos. Estos acuerdos, revelados por una investigación de Reuters en 2019, permitieron a las fuerzas cubanas entrenar soldados venezolanos, reestructurar el ejército, y redirigir los servicios de inteligencia para enfocarse en la vigilancia interna. Este último punto es crucial, ya que transformó el servicio de inteligencia venezolano, el DGCIM, de una institución destinada a espiar a enemigos externos en un aparato centrado en controlar a los propios militares, oficiales y hasta altos comandantes.
La creación del estado de vigilancia: Espionaje y control de las Fuerzas Armadas
Una de las primeras señales de la influencia cubana en la inteligencia venezolana fue la reestructuración de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), liderada en sus primeros años por Hugo Carvajal, un hombre cercano a Chávez, quien más tarde sería arrestado en España y extraditado a Estados Unidos por cargos de narcotráfico. Bajo la dirección de Carvajal, y con la asesoría de oficiales cubanos, el DGCIM adoptó prácticas represivas que incluían vigilancia masiva, represión interna, y el uso sistemático de la tortura.
El papel de Cuba en el control de las fuerzas armadas fue más evidente después del fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez en abril de 2002. La rápida intervención cubana fue decisiva para devolver a Chávez al poder, lo que cimentó aún más la confianza del líder venezolano en el régimen de La Habana. A partir de ese momento, Cuba intensificó su influencia en los sectores estratégicos de Venezuela, particularmente en los servicios de inteligencia, asegurando que la vigilancia de las Fuerzas Armadas y el monitoreo de posibles disidentes dentro del propio gobierno estuviera bajo supervisión cubana.
La DGCIM y la represión sistemática: De la instrucción cubana a la tortura
Uno de los aspectos más alarmantes de la colaboración cubano-venezolana en seguridad es el uso generalizado de la tortura como herramienta de represión. Testimonios de exfuncionarios de la DGCIM y la misión internacional independiente de la ONU revelan que agentes cubanos no solo instruyeron, sino que también participaron activamente en la represión en Venezuela. Estos testimonios afirman que las técnicas de tortura empleadas en Venezuela son directamente copiadas del manual cubano de operaciones especiales, que data de los años 70 y fue diseñado en colaboración con la KGB soviética y la Stasi alemana.
Las denuncias presentadas por organizaciones de derechos humanos, como el Instituto CASLA, documentan casos atroces de tortura en los centros de detención de la DGCIM, donde los prisioneros políticos son sometidos a electroshock, asfixia con bolsas plásticas, colgamientos prolongados, y violencia sexual. Estas tácticas no solo buscan castigar a los disidentes, sino también sembrar el terror en la población y disuadir cualquier intento de oposición al régimen.
El GRUCE: El ojo cubano en las Fuerzas Armadas Venezolanas
El Grupo de Coordinación y Enlace de la República de Cuba (GRUCE) es otro ejemplo del control cubano sobre las fuerzas armadas venezolanas. Este comité, compuesto por ocho especialistas cubanos, fue creado para inspeccionar las unidades militares venezolanas y asegurar la lealtad de los oficiales al régimen de Maduro. En la práctica, el GRUCE funciona como un "comisario político", similar al modelo soviético, supervisando todas las actividades militares para evitar conspiraciones o intentos de sublevación.
Origen: informeorwell.com