Desde mi casa, no veo las puestas de sol. En mis fronteras, lo que asoma es la luna (por eso doy tanto la lata en esta blog con las fotos lunáticas) pero este mes de agosto he estado disfrutando de los atardeceres.
Colores anaranjados, pero también tonos violeta y rosa. Días con nubes, otros sin, pero, siempre , de una belleza enorme .
Y, al igual que cuando miro la luna, me siento diminuta y culpable. ¿Cómo nos podemos estar cargando esto?
Después, me vuelvo a sumergir en la belleza, hago las fotos y me olvido por unos instantes de lo estúpidos que somos…