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'Estupor y temblores' de Amélie Nothomb

Publicado el 19 diciembre 2010 por Carol


Me adentré hace poco en las letras de Amélie Nothomb con Antichrista, una libro que me sorprendió gratamente, tanto que he repetido en seguida con la autora. Estupor y temblores era ya un acierto antes de comenzarlo, ya sabéis que me interesa mucho la cultura japonesa. Amélie, aunque de nacionalidad belga, nació en la ciudad japonesa de Kobe y pasó su infancia y adolescencia en China y Japón, donde su padre fue embajador. La autora habla japonés y trabajó como intérprete en Tokio. En Estupor y temblores (Gran Premio de la Academia Francesa y Premio Internet), nos cuenta con un marcado tono autobiográfico el calvario por el que tiene que pasar una joven belga, nacida en Japón, al comenzar a trabajar en una multinacional japonesa. Ya se sabe que los japoneses son un tanto peculiares, que el trabajo es para ellos casi como una religión y que la rigidez en el mundo de la empresa deja a la altura del betún al jefe más odioso occidental, a pesar de ello, una cosa es saberlo y otra leer las experiencias de la pobre Amélie. Como siempre la autora sabe conjugar a la perfección un humor ácido con momentos desesperantes. Nos sorprende ver cómo aguanta las humillaciones de sus jefes y cómo una vez tomada la decisión de terminar su año de permanencia en la empresa sin presentar su dimisión, la joven se resigna a todo por quedarse. Amélie es despreciada no sólo en su calidad de occidental, sino también como mujer, las jerarquías y prejuicios de los japoneses son interminables. Nadie quiere decirle en qué consiste su trabajo, pero cada vez que ella toma la iniciativa, recibe fuertes reprimendas. Las humillaciones son constantes: trabajos absurdos como poner al día todos los calendarios que cuelgan de los despachos de la empresa; órdenes surrealistas como la de aparentar que no entiende japonés para que los clientes no se sientan intimidados ante una occidental que puede entenderles, cuando ella fue contratada por su dominio del idioma; tareas repetitivas como la de fotocopiar una y otra vez el folleto del club de golf de uno de sus jefes; y superiores llenos de un sadismo sin límite. Amélie comienza a trabajar en el departamento de contabilidad, y va bajando escalafones, sirviendo cafés, pasando a la fotocopiadora, para acabar limpiando los baños masculinos. Si bien, es posible que de momento aún no hayamos llegado a esos niveles (que todo llegará), en ocasiones me he parado a pensar en mis propias experiencias laborales, en jefes ineptos o sádicos, que disfrutan humillando a sus empleados. Tareas absurdas de las que me he tenido que ocupar a veces o como la pobre Amélie, estar en un trabajo en el que no tienes ni idea de lo que tienes que hacer y nadie te lo dice, por lo que empleas tu tiempo en las tareas más absurdas para hacer algo. Seguro que más de uno tiene cientos de historias parecidas que contar. El libro es muy breve, apenas llega a las 150 páginas, el estilo de Nothomb es sencillo y directo, por lo que su lectura es muy amena. Os divertiréis y horrorizaréis a la vez. Yo sólo se una cosa, me sigue enamorando Japón y uno de mis máximos deseos es poder visitarlo alguna vez, pero lo que sí que tengo claro es que jamás trabajaría para una compañía japonesa, bueno, o quizá si.


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