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Estuve en Tarnis

Publicado el 06 marzo 2018 por Angeles

Tarnis fue una vez habitada por locos. Así creo yo que debió de ser.Y eran locos de dos clases: jardineros y arquitectos. Y los locos arquitectos y los jardineros locos entablaron una batalla loca para ver quién lograba creaciones más fabulosas.
Los jardineros, seguros de que el verde elemento superaría las rígidas posibilidades de la piedra, construyeron jardines, parques y bosques de insensata opulencia. Edificaron monumentos de desenfrenada vegetación, en los que el color, los olores y las formas eran de tal belleza y galanura que quien los contemplaba y paseaba por ellos lloraba de conmoción.
Sintra, PortugalLos arquitectos, seguros de superar a la naturaleza en fantasía y ensueño, sembraron castillos, palacios y torres en medio de los bosques y encima de las peñas. Plantaron escalinatas y balcones, salones y miradores, chimeneas, columnas y arcos a golpe de capricho, de arrebato romántico.Y sus formas eran tan irreales, tan extrañas y graciosas que quien los contemplaba y paseaba por ellos lloraba de éxtasis.
Y en ese combate andaban ensimismadas las dos exuberancias, sin que ninguna lograra vencer a la otra, sin comprender queno eran rivales sino aliadas.

Porque el bosque y el castillo, el parque y el palacio, el jardín y la torre, y la fuente, y la cueva; el seto y el sendero, el estanque, la cúpula, la pérgola y el puente, eran todo uno. No se sabe dónde hay más delirio, más irrealidad. No se sabe dónde está el equilibrio y dónde el torbellino. Qué es vegetal y qué es arquitectura. 

Pues el secreto de su esplendor no está en la esencia de cada una, sino en cómo se imitan la una a la otra. 
Y en cómo se abrazan, se contienen y se protegen. Y en cómo, sin saberlo los locos, el jardinero y el arquitecto no combatían el uno contra el otro, sino las dos contra la cordura.
Cuando vuelva a Tarnis, ¿querrás venir conmigo?


Quinta da Regaleira. Sintra, Portugal


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