Revista Diario

Et enfin moi. La pausa

Por Bergeronnette @martikasprez
Leía la semana pasada en el blog de Cruz y Laura, una referencia a un libro de Pamela Druckerman, Bringing Up bebe: One American Mother discovers the wisdom of French Parenting. Ya me llamó la atención el título que había elegido Cruz para titular el post: ¿por qué los niños franceses son tan educados? Y de cabeza, entré y me empapé de sus comentarios sobre el libro.
Yo me considero madre francesa. Y soy madre francesa. He sido educada en la enseñanza francesa hasta los 18 años, aunque haya nacido en España. Y como bien comenta Cruz, a raíz de los comentarios, las madres francesas no saben como explicar la pausa: ni como se llama, ni como se hace, porque es algo adquirido, algo que han aprendido. Y eso es lo que me pasó a mí, al leer el post. Yo practico la pausa. Y no lo sabía. Mi madre me educó con ella, y yo lo hago con mis hijas.
La Pausa consiste en no romper los ciclos del sueño del bebé. Todos los bebés tienen sueños agitados y hacen ruidos, se mueven e incluso pueden llegar a abrir los ojos. Pero en realidad están dormidos. No cogerles en cuanto hacen un ruido, hacer una pausa antes de acudir, es imprescindible cuenta el experto consultado por la periodista. Al hacerlo, se les despierta y se les rompe el ciclo del sueño. Cuando los padres franceses oyen un ruido del bebé, hacen una pausa, no acuden inmediatamente: ¿realmente le pasa algo o es un ruido que hace mientras duerme? Si se hace la pausa los primeros dos meses de vida del bebé, este aprenderá a dormir por sí solo. No es un método de entrenamiento del sueño, es enseñar a dormir, explica.
Desde el comienzo de una nueva vida, totalmente dependiente de nosotras (y lo digo en femenino, puesto que somos nosotras como madres las que solemos estar las primeras semanas a solas con ella), atendemos a cualquier suspiro, a cualquier movimiento del bebé, a toda respiración. Ese hilo invisible que nos une a nuestro bebé no nos deja "dormir" profundamente. Y al cabo de los años, os aseguro que tampoco.
Nosotras como madres, ellos como padres, y los bebés como sí mismos, aprendemos a la misma vez. Debemos entender que recorremos el mismo camino de aprendizaje que ellos. Ellos aprenden a ser hijos, nosotros a ser padres.
Como madres primerizas, ¿quién no recuerda haberse quedado despierta las primeras horas de tener a tu hijo en la cuna del hospital, vigilando que está respirando bien, que su tripa sube y baja, y que no se va a caer, tirándose por esa pared de la cuna tan baja?
Como comentaba en el blog de Entremadres, los primeros días no dormimos controlando su respiración, las siguientes semanas, no dormimos escuchando los movimientos en la cuna, los siguientes meses, no dormimos atendiendo sus llantos, sus balbuceos, sus quejas, sus primeros años, estamos al lado de su cama, antes de que terminen de decir mamá.
Repito, ellos están aprendiendo, y nosotras, con ellos. Nuestro oído se afina, nuestra vista es capaz de distinguir su silueta bajo la sábana, nuestro olfato nos indica si es miedo lo que tiene o un simple ataque de mimos... Somos las guardianas de su reposo, de su descanso.
Pero, al menos en mi caso, con la segunda, aunque sigue siendo igual, hemos aprendido a reconocer los sonidos. Puede que un mamá gritado en voz baja se deba a un mal sueño que no necesita mayor atención, que un lloro se deba a que no consigue abrigarse con la sábana, etc... Sé diferenciar con ambas cuando me necesitan a su lado y cuando no. Sigo escuchando sus respiraciones, sigo acercándome al cuarto antes de irme a dormir, sigo afinando el oído por la noche entre sueños. Pero ellas han aprendido a encontrar la solución, estando dormidas. Es el aprendizaje interno de ambas, madre y bebé donde hemos aprendido a conocernos, y a adquirir nuestras propias rutinas de sueño. El "ruidito", tal y como comentaba, puede no ser más que un momento concreto en su sueño, o semi-despertar, que no necesita que acudamos. Y ese intervalo de tiempo en el que decidimos acercarnos o no a ellas es la pausa de la que habla Druckerman, esencial para el desarrollo de los niños, y para la salud de las madres.
Me dejo cosas en el tintero. Por supuesto. Y podré escribir una continuación, cuando descanse. Habrá gente que piense que la pausa es una dejadez de las funciones de madre. Otra gente puede decir que se asemeja a los métodos de Estivil. Pero, con la petite, puedo decir que duerme de un tirón desde bien pequeña, que no ha estado, ni está, desatendida en ningún momento. Que su patrón de sueño es muy similar al mío. Que en cuanto dice "mamá" con el tono de "mami, estoy despierta, ven a buscarme", estoy en su habitación más rápida que el rayo.
Et enfin moi. La pausa
Simplemente, puedo decir, y repetir, que conozco a mis hijas, y sé cuando me necesitan a su lado.

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