ETA, Felipe y Rajoy

Felipe González acaba de sugerir en un macromitin de apoyo a Rubalcaba, en ausencia escandalosa de Zapatero, que el PP no quería que ETA anunciara que dejaba de matar.

Si fuera así se diría que el partido de Mariano Rajoy deseaba que los terroristas atentaran contra él como hicieron con José María Aznar en 1995, poco antes de que llegara al poder.

González, expresidente del Gobierno del GAL y actual consejero de Gas Natural, sabe que nunca atentaron contra él como contra Aznar con un coche bomba que mató a una mujer e hirió a 16 personas más en Madrid.

Ya como presidente de Gobierno, en 2001 ETA trató de asesinarlo nuevamente con misiles antiaéreos que fallaron en tres ocasiones, como confesó el etarra Pedro María Olano en la Audiencia Nacional, en enero de 2010.

Mientras, ETA secuestraba a militantes del PP, como a José Antonio Ortega Lara durante 522 días, y los mataba fríamente, como a Miguel Ángel Blanco: el terrorismo siempre dañó más a populares que a socialistas.

No parece que el PP tenga interés en que le maten a Rajoy, quien durante los últimos siete años trató de evitar que el Gobierno del débil Zapatero se plegara a las exigencias etarras, como cuando aceptó la integración de Navarra en Euskadi en las conversaciones del Santuario jesuita de Loyola en 2006.

Sólo las impresionantes manifestaciones y movilizaciones de víctimas y ciudadanos estimuladas por el PP evitaron esa entrega.

Esa oposición a toda cesión fue tan dura que obligó al líder pacifista a abandonar las trasferencias a los terroristas y a perseguirlos hasta agotarlos.

Como ya empezaban a estarlo en 2004 --si no participaron en los atentados del 11M--, cuando Zapatero, esperando el Nobel de la Paz que le prometían sus corifeos, les insufló nuevo aire negociando con ellos en contra del Acuerdo antiterrorista PSOE-PP de diciembre de 2000.

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El atentado sufrido por Aznar

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SALAS