Quienes defendieron la legalización de Bildu, la rama política de ETA, que es otro de los numerosos nombres de Batasuna y Sortu, sabían que si llegaba al poder impondría algún método para controlar y diferenciar por su origen a los habitantes del País Vasco.
La Diputación de Guipúzcoa que preside Martín Garitano acaba de crear la Dirección General de Migración y Diversidad para establecer un censo que marcará a los maketos, calificativo peyorativo para quienes no tienen origen o antecedentes familiares vascos.
Bildu anuncia en su web que el objetivo es identificarlos para hacer misión con ellos y convertirlos al independentismo.
Hitler separaba por orígenes, poniendo en la cúspide a los arios y en la cloaca a los judíos, pero Martín Garitano saca de la cloaca a quien se haga abertzale.
Ese censo tendrá a “todos los inmigrantes”. Y poniendo en el mismo saco a los “de España”, de Marruecos, Nigeria, o de cualquier origen, Bildu demostrará que no es racista “con los extranjeros”.
Tras predicarles y convertirlos al abertzalismo, tendrá patriotas vascos, además de blancos de RH negativo --como quiere el racismo original del PNV--, otros de cualquier RH y tono de piel, que como todos los neófitos serán los primeros dispuestos a tomar las armas por la independencia: los mayores asesinos etarras tenían origen maketo.
Euskal Herria será como cualquier Reducción jesuita del Paraguay, de vida apacible para quienes apoyan las Leyes de la Patria Euskaldún, fichará al rebelde que rechace ser abertzale o muestre poco patriotismo, porque ese traidor deberá recibir su justo castigo.
Recuérdese que el Tribunal Constitucional, con el estímulo del lehendakari López, del PSE-PSOE y especialmente de Zapatero, bendijo la bondad para la democracia de este nazismo retorcido en el que los no abertzales serán como judíos alemanes.
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SALAS