Vengadores Costa Oeste de John Byrne (The West Coast Avengers 42-56 y Annual 4 USA).
Los Vengadores Costa Oeste, o como fueron conocidos en nuestro país, Los Nuevos Vengadores, cuando en España se pensaba que no entendíamos las diferencias de costas en los Estados Unidos, fue un spin-off de la serie regular, donde Ojo de Halcón, junto a su mujer Pájaro Burlón, Iron Man (James Rhodes), Tigra y Simon Williams, el Hombre Maravilla, fundaron su propia franquicia Vengadora en la soleada California, primero en una miniserie de cuatro números de Roger Stern y Bob Hall, para posteriormente, en el mismo año, 1984, iniciar una serie regular con Steve Englehart a los guiones y Al Milgrom a los lápices.
La colección, fue un verdadero bombazo en el momento de su aparición, y todavía recuerdo con ilusión el día que su primer número apareció en los kioscos de manos de Forum. Pero en honor a la verdad, sus primeros 41 números aunque entretenidos en su momento (no los he vuelto a leer, pero me pica la curiosidad) quedaban lastrados por los dibujos de un muy mediocre Al Milgrom.
Pero en 1989, John Byrne de vuelta al redil de Marvel tras su ida de la franquicia de Superman en DC Comics, los tomó bajo su cargo, junto a la nueva colección de Hulka, de la que ya he hablado anteriormente, en una etapa corta pero intensa, que cambió para siempre a algunos miembros de Los Vengadores para siempre.
En su corta etapa, 15 números de la serie regular, más un especial anual, que no duró más de año y medio, Byrne se propuso como trama principal, desestabilizar el entorno tranquilo y apacible de dos de los personajes más queridos de la franquicia Vengadora, La Bruja Escarlata y su marido, el sintezoide La Visión.
La colección comienza con la excelente saga “La Búsqueda de La Visión”, que ocupa los cuatro primeros ejemplares de la etapa Byrne. En ella, Byrne reinicia al personaje de La Visión, destruyéndole y descomponiéndole, haciendo saltar la sorpresa, desvelando al lector de toda la vida, que sus orígenes no son los que creíamos. Eso también facilita a Byrne volver a los comics de la Marvel de los 40, una de sus etapas predilectas y devolver a primera línea de batalla a La Antorcha Humana original, miembro del grupo Los Invasores, supergrupo de la Segunda Guerra Mundial.Pero el misterio de La Visión, solo es una mera excusa para tratar el tema que más le interesaba a Byrne, que no es otro que el frágil estado mental de La Bruja Escarlata, convirtiendo la etapa en un remedo de lo que hiciera con Claremont en la legendaria saga de Fénix Oscura en La Patrulla X.
Esta es una etapa seminal, ya que aquí se descubre el enorme poder de La Bruja Escarlata, se revela el secreto de que los hijos de ella y La Visión son meramente un producto de la imaginación y poderes alteradores de la realidad de Wanda, prólogo que serviría a Bendis para iniciar su larga etapa de Los Vengadores en la actualidad, al igual que el evento del año 2005 House of M.
El problema de esta etapa es un mal común en el Byrne de finales de los 80, su inconstancia. Byrne abandonó la colección a los 15 números, dejando su etapa colgada a la mitad y no solucionando la trama de La Bruja Escarlata, labor que tuvo que finalizar Roy Thomas. Las subtramas, de las que Byrne era un experto, seguramente gracias a su trabajo con Claremont en los mutantes, como la involución de Tigra (personaje más que interesante y que nunca se le ha dado el protagonismo que se merece), o la creación de Los Vengadores de los Grandes Lagos, quedaron meramente esbozados.
Pero aunque sea una etapa inconclusa, es uno de los mejores tebeos de Los Vengadores de los años 80, una de las mejores etapas de estos personajes, fundamental para el desarrollo de un personaje tan atractivo como La Bruja Escarlata y en definitiva unos tebeos jodidamente divertidos que capturan la esencia de lo que nos enamoró a todos los seguidores del universo Marvel.
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