Revista Cultura y Ocio

Etcétera

Por Calvodemora

Lo fácil es pretextar un descuido. Ya se sabe: se me ha ido la cabeza, he perdido la noción del tiempo, no presté atención cuando me instruyeron. Entonces sentirse excusado, no plantearse culpa o reconocimiento de la falta. Así irse uno acostumbrando a no dar una a derechas y obstinarse en el error previsto, en la comisión del delito y, más grave aún, en no admitir ninguna responsabilidad sobre lo sucedido. Ya se sabe: yo no sabía, no se me advirtió, ha sido la primera vez, etcétera.

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