<<El corazón tienes razones que la razón no entiende.... y que verdad hay en esta conocida frase...>>
ETERNA CONTRADICCIÓN
Así estoy, como una estúpida esperando el milagro, así llevo un par de meses, sin darme la oportunidad de cerrar esta puerta, soy una absurda niñata, incapaz de crecer. Y no, no es la primera vez que me hacen daño, aunque amoratado, mi corazón sigue latiendo dentro oponiendo una resistencia feroz y como siempre, fiel a su dueña...
Darío era un fornido mexicano, de Chihuahua para más señas, con una persuasiva mirada, herencia materna, que –me embelesó en cuanto lo vi–. Lo reconozco. Durante un inolvidable año todo fue increíble. Destilábamos felicidad por cada poro, sabedores de la envidia que despertábamos entre amigos y conocidos. Sin embargo, un día desapareció sin dejar rastro, me quede entonces atrapada en un despiadado caleidoscopio, donde en cada de uno sus pequeños cristales parecía detenerse el tiempo, para mi desgracia sus colores volaron también y mi mundo se tornó gris, noctambulo, la noche y el insomnio asaltaron mi espacio y aprendí a vivir a deshoras.
Y así seguí… esperando que la vida me devolviera el cielo, que mis tripas y mi alma dejaran de actuar como un cobarde ventrílocuo que arranca lamentos a las entrañas. El silencio ensordece en cada esquina y pensar en ti me lleva al límite de mis fuerzas, cuando un sudor helado va invadiéndome por completo, tentada a poner fin a tanta tortura. Y es que sigues siendo una obsesión que se apodera de mis deseos más íntimos, como un puñal de fina hoja que se va clavando en mi pecho con cada loco pensamiento que me asalta. Sigues faltándome, esa es mi realidad... Y yo sigo ignorando el tiempo que inexorable transcurre en vano. La certeza de que no estas sigue devorándome y quisiera dejar de añorar tu recuerdo, no seguir tocando extremos en esta contradicción traviesa, donde igual ardo en deseos de besar tus ojos, como de arrancártelos de cuajo. –Te lo juro– Es arrolladora esta rabia contenida que me obnubila.
El tiempo ha seguido su curso y yo me he mantenido inamovible mis deseos, por mucho que se eterniza este intento de no sucumbir a la locura. cierro los ojos, respiro y sigo adelante...No me preguntes como, pero el milagro se ha hecho, del mismo modo que tu presencia se esfumó en un instante, hoy contigo ha retornado la luz. Has vuelto. La esperanza siguió fiel a mis convicciones -y a mis contradicciones también-y a punto de darme por vencida, hoy mi perpetúa demencia y tu sonrisa lo inunda todo. No sé porque regresaste –ni porque te fuiste tampoco– nada pienso preguntar, ni reclamarte. ¿Para qué?La vida es un tris caprichoso, donde cada ansiado sortilegio puede desaparecer un segundo después de conseguirlo. A pesar del dolor vivido, no te pediré que te marches, siempre fui una contradicción y tú hoy, te aprovechas de ello...
©Samarcanda Cuentos.-Ángeles.