Revista Cultura y Ocio

Ethel Granger en Vogue

Por Alejandropumarino

Ethel Granger en Vogue

Dicen que murió como consecuencia de lo apretado de sus corsés, llegando a alcanzar la cintura más pequeña de la historia, con tan solo treinta y dos centímetros de perímetro. También popularizó la utilización de “piercings”, menos populares en su época. Su memoria vuelve a la actualidad tras la publicación de Vogue en Italia, la misma que recoge una nueva tendencia en pendientes que calificó de “aretes de esclava” y hubo de retirar por connotación machista de la expresión.

Tanto la exageración de la cintura como la meticulosidad en el calificativo de los pendientes resultan, a todas luces, excesivos, y condicionan más que mejoran la libertad, tanto la de expresión como la de la propia mujer. Nadie, en su sano juicio, interpretaría el término “esclava” en el sentido decimonónico de su uso, y teniendo en cuenta que constituyen actualmente un complemento también entre los varones, la expresión de la revista me parece correcta. Cada vez más tendemos a prohibir o limitar el uso de determinadas expresiones por considerarse homófobas o vejatorias para la mujer, cuando, desde mi punto de vista, no lo son. Y en este país, en el que no se trasfunde a un testigo de Jehová porque prima el derecho a la libertad sobre el derecho a la vida, me parece una forma pobre el cercenar el uso de un modo de hablar por condenarlo con un prejuicio trasnochado que presume de moderno y transgresor. Al final son los mismos perros, pero con idénticos collares.


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