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¡Qué suerte tienen los artistas! Diseñan mundos paralelos a su antojo, mundos extraños. ¡Qué suerte tienen! Y huyen a través del espejo. Y te dejan mirando tu reflejo sin misericordia. Tienen mucha suerte. Porque los espejos los inventaron ellos: buscaban puertas y crearon espejos. Un día tras otro huyen y vuelven sobre sí mismos. ¡Qué suerte tienen! Y hablan entre ellos como si se comprendieran. Y resulta que sí, que construyen más realidades y más enrevesadas al juntarse y hablar. ¡Qué suerte tienen los artistas! ¿Están entre nosotros realmente cuando discuten sobre la forma y el color? Lo dudo, porque aprovechan cualquier momento para acelerar, para cambiar de rumbo, para esconderse. Odian los techos. ¡Qué suerte tienen los artistas! Dominan el espacio y el tiempo. Nunca están contigo: no te hagas ilusiones. No tienen misericordia los verdaderos artistas. Y ocultarse entre palabras, lienzos, imágenes, sonidos... Y huir de este miserable aburrimiento que nos reseca por dentro... ¡Qué suerte tienen los artistas!