Tampoco procede mencionarlo si se trata de... Pero es lo cierto que he venido recordando secuencialmente... Y hasta añadiría otro título clásico: ÉTICA, ESTÉTICA Y POLÍTICA.

Me complace leer el reconocimiento de impotencia que Fernando Vallespín (que se dedica a estas cosas) admite hoy viernes en El País, en su artículo "Sin palabras":
Hemos procurado advertir de que las prácticas eran la excepción y que determinados supuestos aislados no podían proyectar una visión unívoca de la política, que el hartazgo y el descreimiento general ante todo lo político no podía, no debeía, contaminar la legitimidad del sistema democrático como un todo. Pero ya apenas sabemos cómo hacerlo. Hemos entrado en una fase en la que, en efecto, es tan grande el desánimo...."
Y no sigo, queridos... porque ya supongo que las redes sociales, que se dice...
