Etimologia en los abismos x: ego

Hay dos hijos bastardos del ego que por eso mismo de ser bastardos son los mas comunes: el egoismo y el egocentrismo. Ambos dos pululan por todos los países desarrollados y no tan desarrollados como los dueños de todo y sin el menor pudor nos piden sus peajes: sociedades cada vez mas desconfiadas, endogamicas en sus élites, elefantasiacas, con injusticias institucionalizadas y con democracias caducas. Las sociedades de la solidaridad dicen...dime de lo que presumes y te dire de lo que careces...

 El yo es lo único que tenemos pero a la vez es lo único que podemos sacrificar. ¿No da el valor de las cosas los sacrificios necesarios para conseguirlas? No es el ego, el yo, sólo valioso cuando es la moneda con la que se compra la eternidad y su identificación con un proyecto mayor que el mismo?

Como decía Adam Smith hasta la mas perversa de las muestras del yo, el egoísmo, tiene un fruto positivo en la expresión de su llamada "mano invisible". Es el afán de riqueza , de egoísmo lo que hace que el empresario y el consumidor se unan en la labor de crear riqueza, mover recursos y por ende ampliarla en una escala masiva. La barrera para que un egoísmo enfermizo destruya toda esa obra de la llamada "mano invisible" es lo que se ha llamado y tiene vistas de destruirse: Estado de Bienestar o estado social-capitalista. La primera hecatombe de esa visión optimista de la mano invisible se produjo en la 1ª Guerra Mundial , la segunda en la II Guerra, el Estado de Bienestar paró ese ciclo veremos ahora que esta en decadencia y  se ha dado lugar en su caíada a la  tercera crisis lo que termina suponiendo.

El ego es el producto mas caprichoso del nuestro cerebro y mente singular, el producto de la toma de conciencia una toma de conciencia que se basa en el error de suponer que existe algo permanente e identico en nosotros mismos, lo que da lugar al pasado , presente y futuro, al tiempo entendido a traves de nosotros mismos. Sin embargo todo es cambio en nuestro ser y nuestras celulas se renuevan sin para al igula que nuestros pensamientos y ualquier incidencia en nuestro cerebro puede socavarlo todo. Cuando Platon hablaba del mundo de las Ideas elevó ese error a la máxima potencia y lo convirtió en el dogma filosofico de nuestra existencia. Ese error milagroso sin embargo es el que nos permite observanos a nosotros mismos al exterior y por ende intentar entenderlo poniendonos en manos de la ciencia y la filosofia. Esta mentira piadosa de nuestra mente es la gran sigularidad que nos da las alas de un Dios.