Eurabia

Me imagino que os habéis enterado de que en Londres dos musulmanes que viajaban en coche atropellaron a un soldado para después degollarlo con cuchillos de carnicero que parece ser que ya llevaban con esa intención. Inmediatamente después de la incalificable acción grabaron un mensaje en que uno de los terroristas, con los cuchillos y las manos ensangrentadas y, por supuesto después de lanzar el tradicional “Hala l’ akbar” (Ala es grande), soltó una sarta de barbaridades amenazadoras.

Mi amigo galés está que se sale. El vota Tory (conservador) y es moderado, pero no quiere tratos con negros y musulmanes y los agresores eran ambas cosas. Mi amigo expulsaría del Reino Unido a las personas de esas dos características tirándolos al mar, pero tiene buenas razones para pensar así. En 2002, en su ciudad natal, Newport en Gales, y a la salida de un parking dos negros musulmanes (él también estuvo unos años en Oriente Medio y conoce el significado del “Hala l’ akbar”) le pegaron una soberana paliza a causa de la que pasó varios días en el hospital, uno de ellos en la UVI, estuvo varias semanas en tratamiento por dos costillas rotas y le quedaron secuelas que han obligado a que este año le hayan sustituido sus caderas por una prótesis de porcelana. La policía no consiguió detener a los atacantes porque eran de un barrio del este de Londres donde las personas con esas dos características son mayoría y constituyen un gueto donde es casi imposible obtener evidencias suficientes para detener a alguien. La conclusión de la policía fue que eran sicarios que se equivocaron de víctima.

Esta mañana estaba pedaleando sin moverme de sitio en las bicis con TV del Natación Barcelona y en el programa matinal de debate de Al-Jazeera  TV3 y como ocurre siempre, sobre todo en Al-Jazeera TV3, responsabilizaban a los gobiernos europeos por no haber hecho lo necesario para integrar al Islam en nuestra sociedad y criticaban el hecho que se volviese a hablar de terrorismo islámico cuando según ellos solo se trataba de un asesinato brutal. Mientras los escuchaba me preguntaba si alguno de los sabios panelistas tenía la más remota idea de lo que dice el Corán, y si eran consciente que hagamos lo que hagamos los países occidentales y la mayoría de los países no musulmanes, el Islam radical siempre querrá acabar con nosotros porque los principios en que se basa nuestra sociedad son totalmente opuestos a su concepción de los preceptos de la Ley Coránica, que ellos consideran que están obligados a imponer por las buenas o matando. Si no cambia la mentalidad y dejamos de justificar continuamente al Islam radical, tarde o temprano este continente se llamará Eurabia y los jóvenes harán bien en buscar una buena isla en el Pacífico para irse a vivir lo más lejos posible.

Aparte el loco asesinato de Londres, esta semana ha habido disturbios en Suecia por un incidente con la policía en un barrio del estilo de los que antes he mencionado con resultado de un inmigrante muerto.

Lo curioso del caso es que el Reino Unido y Suecia son dos de los países que mejor tratan la inmigración no ya en Europa sino en todo el mundo. En ambos casos la asistencia social, vivienda, subvenciones, apoyo para la integración, educación, etc. son de tal nivel que frecuentemente han provocado duras quejas de los nativos por exceso de discriminación positiva. Pero es que además en el caso del Reino Unido el trato específico al Islam ha sido de tal exquisitez que se han pasado varios pueblos. Gracias a las presiones de Rowan Williams, anterior Arzobispo de Canterbury, afortunadamente ya retirado, que presionó hasta convencer a los gobiernos británicos a aplicar una versión desvirtuada del Multiculturalismo que lo transformaba de principio razonable a total barbaridad. El Multiculturalismo se basa en el razonable principio que cuando en un país, aparte la cultura local, existen otras llegadas del exterior todas ellas deben esforzarse para integrar el conjunto, incluida la cultura local. La fatal vuelta de rosca de Rowan Williams consistía en añadir que si una cultura no se integra, aunque sea como en el caso del Islam radical por voluntad de sus componentes, son las otras culturas las que deben adaptarse a la intolerante y permitirle la aplicación de sus principios. Gracias a esta burrada la Sharía (Ley Coránica), que en la mayor parte de sus conceptos fundamentales se da de bofetadas con nuestros principios básicos, ha sido aplicada por los tribunales del Reino Unido llegando al extremo de justificar y no sancionar agresiones en nombre del Islam.

Si en toda Europa nuestros gobernantes tuviesen un mínimo de sentido de responsabilidad en este momento estarían haciendo algo similar a las dos acciones siguientes:

1.-    Está claro que los autores de la salvajada de Londres son locos de atar, y en consecuencia la Ley debe tratarlos como tales, pero los que les meten esas ideas en la cabeza y aprovechan su locura o su limitada capacidad mental para mandarlos de manera directa o indirecta a asesinar inocentes mientras ellos lo celebran viéndolo por televisión, de locos no tienen nada. La mayoría de estos asesinos a distancia están generosamente financiados por países islámicos e incluso subvencionados por gobiernos europeos como en el Reino Unido y Noruega. En vez de subvencionarlos, los gobiernos europeos deberían estar acabando con el montaje, controlando a todo imán o predicador musulmán radical y tomando medidas contundentes contra aquellos que pretendan extender la peste radical.

Si en muchos países europeos el proselitismo de la ideología nazi está perseguida por la Ley, ¿Cómo es que dejamos total libertad e incluso se subvenciona una ideología, la musulmana radical, que convierte las barbaridades nazis en simples juegos de niños?.

2.-   Creo que este continente ya ha tenido bastante paciencia y ha llegado el momento en que alguien debe hacer saber a los musulmanes moderados que deben implicarse con el fin del Islam radical, porque en caso contrario los consideraremos a todos como radicales en el inevitable choque de culturas que, probablemente de forma muy violenta, va a producirse si seguimos como hasta hoy.