Revista Economía

Eurocabreo

Publicado el 26 mayo 2014 por Torrens

Hace ya tiempo que digo que no soy euroescéptico pero si eurocabreado, y no me faltan razones. De hecho casi cada vez que una institución europea hace algo tengo una nueva razón para mi eurocabreo. Las elecciones al Parlamento Europeo me han dado más de una razón para eurocabrearme. 

En primer lugar algo típico de las instituciones europeas: el desbarajuste. Uno de los problemas del Parlamento Europeo es que no se sabe con toda certeza qué función tiene, porque la U.E. y la Comisión Europea no tienen obligación clara de cumplir con las leyes y normas que se votan en el Parlamento. Para entendernos, la Comisión Europea sería algo así como el gobierno de un país, y su Presidente lo sería de toda la U.E., pero con un Consejo de Ministros muy poderoso que es la asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la U.E., y ésta, la U.E. vendría a ser la Administración Pública del país, sus Ministros, funcionarios, etc., que en la U.E. la forman Comisarios y por supuesto sus funcionarios. Lo lógico sería que dentro de este esquema el Parlamento Europeo fuese el poder o cuerpo legislativo que aprueba las leyes que entran en vigor en la U.E…. ¡¡Pues no!!, el Parlamento Europeo puede legislar, pero después la U.E. y sus estados miembros pueden aplicar lo legislado, o no, y con mucha frecuencia es no. Las únicas decisiones que son de obligado cumplimiento o requieren la previa aprobación del Parlamento Europeo son las referidas a presupuestos, a planes de inversión de la U.E., como ocurrió con el Corredor Mediterráneo, o a gastos extraordinarios, aunque curiosamente las fuertes inversiones en rescates no fueron aprobadas por la Eurocámara con la excusa de que fueron financiadas directamente por los países integrantes de la U.E., el BCE y el FMI.

Sin salir de España tenemos dos buenos ejemplos de las consecuencias de este desbarajuste. Dos años antes de que el Prestige y la anormal ineficacia de nuestra Administración Pública destruyesen la costa de Galicia el Parlamento Europeo aprobó casi por unanimidad una Ley basada en la que hace años está en vigor en USA y que prohíbe el tráfico de barcos bomba como el Prestige por nuestras costas, pero la Comisión Europea, presionada por los armadores griegos, aplazó sine die la aplicación de dicha Ley, y a pesar del desastre del Prestige tengo entendido que la Ley Europea de Costas continua en suspenso, probablemente porque los ricos armadores son de los pocos griegos a los que no se puede ni debe perjudicar desde la U.E. Segundo ejemplo, el Parlamento Europeo se ha pronunciado muy favorablemente sobre el método de inmersión lingüística en más de una ocasión. La última, y la más clara, en Marzo 2009, cuando el PP confiaba en una resolución desfavorable porque la Presidenta de la Comisión de Educación de la Eurocámara era Dorios Pack, conservadora alemana del Grupo Parlamentario Popular, pero el informe final aprobado por la Eurocámara fue muy favorable al método, definiendo el sistema de inmersión lingüística como la herramienta más eficaz para promover el multilingüismo. A pesar de ello el PP lleva tiempo intentando desmantelar el sistema educativo catalán, basado en la inmersión lingüística, está cerca de conseguirlo, y fuera de Catalunya las resoluciones antes mencionadas del Parlamento Europeo simplemente no existen.

Si las instituciones Europeas quieren una participación decente en las elecciones a la Eurocámara, lo primero que tienen que hacer es darle personalidad y poder, en vez de mantenerla en una situación que ni los propios diputados ni nadie en Europa sabe exactamente para que sirve el Parlamento Europeo. Para acabarlo de arreglar en estas elecciones primero se dijo que la Eurocámara iba a poder elegir al Presidente de la Comisión Europea, así, porque sí, para después desmentirlo, seguramente porque Frau Merkel pensó que dicha elección parlamentaria les lavaba la cara, pero después cambió de opinión porque en vez de a Jean Claude Juncker prefiere a alguien mucho más desastroso como Christine Lagarde, directora del FMI, que ni siquiera se presentó a las elecciones.

Cuando Marine Le Pen ayer Domingo 25 anunció su victoria en las urnas me dejó preocupado porque dijo algo con lo que estoy totalmente de acuerdo. Soltó el socorrido discurso de querer gobernar para, por y con los franceses, pero después acertó diciendo que los franceses no tenían porque estar sujetos a las decisiones y ordenes de unos señores que nunca han pasado por el sufragio universal. Este es en mi opinión uno de los más serios problemas de la U.E.: que estamos a lo que decidan una señora y unos señores y otras señoras por los que nadie ha votado, solo se sometieron a la voluntad popular en su país, donde fueron elegidos para funciones muy distintas de las que ejercen en la U.E., que además no tienen para nada en cuenta ni al Parlamento europeo ni a los excelentes equipos técnicos de la U.E. y basan sus decisiones solo en el mercadeo político. Una Eurocámara con el poder y las funciones que realmente le corresponden supondría el inicio de la solución de este problema.

Por si esto fuese poco tengo más razones para andar cabreado. Me refiero a otro desbarajuste europeo que solo uno o varios burros de cuatro patas y orejas largas podrían montar al decidir las fechas, horarios y normas de las votaciones. ¿Verdad que lo lógico sería que votásemos todos más o menos en horarios parecidos en las mismas fechas y que una vez acabada la votación se conociesen estimaciones más o menos fiables y los resultados definitivos lo antes posible?. ¡Pues no!, desde el jueves 22 habían europeos votando hasta el domingo 25 a la 23 horas, y encima los burros de orejas largas se inventaron que a nivel local no se podían anunciar resultados hasta que los colegios electorales se cerrasen en el último país en hacerlo, cosa que ocurrió en Italia a las mencionadas 23 horas del domingo 25. El resultado una vez más ha sido desbarajuste. Joncker anunciaba su victoria alrededor de las 21 horas. Marine Le Pen hacía lo mismo incluso antes, y mi amigo galés me dijo el sábado 24 que desde el día anterior viernes, uno después de las elecciones y nada menos que más de dos antes de la fecha en que se podían anunciar los resultados, a través de varios medios de comunicación no escritos y de los rumores ya sabía que había ganado UKIP y que los conservadores habían caído hasta la tercera posición.

Del resultado de las urnas lo más relevante es una participación por los suelos, incluida la de Catalunya aunque sea de las más altas del Continente, participación que era predecible por lo rematadamente mal que funciona en general Europa; el ascenso de los partidos de ultraderecha,  xenófobos e incluso nazis que hace tiempo que opino que es culpa de los políticos “normales” que no han sabido escuchar a sus votantes y a las estupideces que el buenismo nos ha hecho hacer; el duro golpe a los grandes partidos, en España en especial al PSOE, y la ajustadísima victoria de la derecha tanto en toda Europa como en España, aunque seguramente que el PP se haya estrellado pero al menos ha salvado los muebles es razón suficiente para que la circense Sanchez Camacho exija a Más que rectifique o dimita porque su actitud solo beneficia a los radicales, y eso lo dice desde la presidencia de un partido que en Catalunya se ha pegado un soberano batacazo con tintes históricos, que además es el gran responsable de la misma existencia del boom independentista y su principal fuente de suministro de nuevos miembros y simpatizantes.

En fin, esperemos que los euroadictos, los que pase lo que pase mantienen que la solución de todo es más Europa, dejen de dar la culpa a los euroescépticos y se pongan a trabajar de una puñetera vez en la reparación del invento, porque precisa de muchas y muy profundas reparaciones. En caso contrario me temo que tendremos que empezarnos a preparar para su desguace.

 


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