Lo que pasó hace unas horas en Twitter con el hashtag #eurodiputadoscaraduras es otra explosión comunicativa que demuestra que las reglas de juego están cambiando a velocidades impensables hace un lustro. La unidireccionalidad del mensaje informativo se ha evaporado porque ahora cualquiera con un móvil inteligente, un poco de ingenio y cierta suerte y razón puede liarla bien liada en la Red. Ya sea contra dictadores, hasta ahora con alas, o contra 700 eurodiputados muy caraduras que dan un portazo a la buena praxis al oponerse a volar en clase turista o congelar sus supersueldos por aquello de la austeridad. Lo que han conseguido las nuevas herramientas comunicativas llamadas redes sociales es que cada ciudadano ya puede hablarle de tú a tú al Poder reinante y de paso recordarle que de hipocresías, cinismos y oportunismos el vulgo está más que harto.
Las tormentas desatadas los últimos meses en Twitter y Facebook son un giro radical a lo que hasta ahora entendíamos como comunicación de masas. Ahora la masa comunica --de qué forma-- y le tose al comunicador o medio que se salga del tiesto de la lógica y el buen hacer. Lo llaman democratización de la información. Bonitas palabras para disimular la verdad: el pueblo ya tiene el medio y el mensaje. Para entendernos; cada ciudadano puede convertirse en una unidad móvil informativa en tiempo real que puede hacer mucha pupa. Para bien y para mal, ojo. Y eso, pese a quien le pese, no lo para absolutamente nadie. Ni siquiera el Rey Dinero.