Revista Sociedad

Europa

Publicado el 26 mayo 2014 por Pedsocial @Pedsocial

EU flagAyer los casi 400 millones de ciudadanos europeos tuvieron oportunidad de votar para elegir sus representantes en el parlamento de Bruselas.

No todos los electores mostraron su entusiasmo por participar en estos comicios: alrededor de un 45%, igual que hace 4 años y bastante por debajo de la participación en el otro gran gigante democrático, los Estados Unidos de América donde las elecciones presidenciales alcanzan hasta un 57%. Las notables diferencias de los dos son determinantes, pero sobre todo que las elecciones en los EEUU son personales: se elige la figura del presidente, mientras que en Europa ésta es la primera ocasión que los candidatos a la presidencia se han presentado como tales. La mayoría de los electores apenas los conoce.

Con todo, resulta un ejercicio democrático extraordinario, impensable hace 50 años cuando se iniciaron los esfuerzos por unir a Europa. Y totalmente imposibles hace 70 años cuando la guerra desgarraba el continente. Los que hemos crecido con el sentimiento de que Europa, la diosa de los ojos grandes y bellos, era el hogar de la razón, el conocimiento y la civilización, mantenemos el entusiasmo.

En lo que se refiere a los niños, su salud, su educación y sus derechos, la Unión Europea o, más concretamente, los organismos políticos centrales de la Unión, ceden a los estados la regulación de políticas dedicadas a la infancia. Si eso es bueno, necesario y conveniente o no, no ha sido objeto de discusión abierta. En general se ha preferido hacer referencia y seguimiento a las propuestas y orientaciones políticas de organismos supranacionales de ámbito universal como la Organización Mundial de la Salud, la UNICEF y las propias Naciones Unidas.

Existe empero una preocupación por aspectos puramente demográficos y sus repercusiones. La tasa de natalidad de casi todos los países de la Unión está creciendo con excepción de Alemania, Italia, Grecia, España y Suecia. Las tasas más altas de natalidad se observan en Irlanda (16,1 nacidos por mil habitantes), Francia (12,29) y  los Países Bajos. En el otro extremo aparecen Alemania (8,3) y Grecia (9,1).

Desde aquí, lo importante es que los nuevos habitantes de la Unión Europea, los destinatarios de todos los esfuerzos y los dueños del futuro, los niños, no es que sean más o menos, sino que sean más felices, más sanos y que sus derechos estén mejor protegidos.

Si los resultados de estas elecciones contribuyen significativamente a ello, bienvenidos sean. Nuestros esfuerzos se encaminaran a hacerlo evidente y, en lo posible, acercarlo a los nuevos parlamentarios elegidos.

X. Allué (Editor)


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