Londres está en obras. El pasado 21 de agosto las campanas del Big Bang sonaron por última vez hasta que, dentro de cuatro años, terminan las obras de restauración del reloj que ha venido dando la hora ininterrumpidamente desde hace 157 años. de hecho, los visitantes que han estado en Londres en los últimos meses hemos podido ver la propia torre rodeada de andamios y parte del Parlamento también en restauración. Otro de los iconos londinense, las famosas luces de neón que dan la bienvenida a los viandantes de Piccadilly Circus, también han desaparecido momentáneamente hasta el mes de octubre, en el que volverán a lucir para dar brillo y luz a una de las plazas más animadas y visitadas de toda Europa.Así las cosas, nos queda refugiarnos en la intensa actividad cultural de la ciudad. Al contrario que en otras capitales como Madrid o Roma, la vida cultural en Londres no se detiene con el verano. Siendo la época en la que más visitantes recibe, la ciudad que eligió el pasado año al primer alcalde de origen musulmán de una capital europea, el abogado laborista Sadiq Khan, desarrolla a lo largo de la época estival una innumerable oferta de actividades que desembocan, casi como colofón, en el famoso Carnaval de Notting Hill, a finales de agosto. Destaca especialmente la constante vida que se desarrolla en la ribera derecha del Támesis, el visitado South Bank, a lo largo del que encontramos el London Eye, el Teatro Globe, o la Tate Modern, así como el National Theatre, que es el responsable de organizar en el verano una serie de actuaciones teatrales, de danza y música, todas ellas gratuitas.El West End de Londres es uno de los referentes del teatro musical a nivel internacional, y en sus calles encontramos algunas de esas obras que ya se han consolidado como parte del paisaje londinense: desde los clásicos El fantasma de la ópera (Andrew Lloyd Webber/Richard Stilgoe, 1986) o Les Miserables (Claude-Michel Schönberg/Alain Boublil, 1980) hasta éxitos recientes pero igualmente convertidos en eternos habitantes de la vida teatral, como El rey león (Roger Allers/Irene Mecchi, 1997) o Wicked (Winnie Holzman, 2003). Destaca también el éxito de obras menos ambiciosas en cuanto a recursos técnicos pero igualmente destacables como The book of mormon (Trey Parker/Matt Stone/Robert Lopez, 2011), esa satírica visión de la religión que sigue triunfando y que este fin de semana estrena en en el Teatro Nacional de Oslo su versión noruega.Entre los estrenos recientes que están consiguiendo una buena acogida en el West End encontramos cierta tendencia a la nostalgia, con musicales que hacen referencia al pasado. Si El rey león sigue la obra musical número uno en taquilla, el segundo puesto lo ocupa Thriller-Live (Adrian Grant, 2008), un espectáculo multimedia dirigido por el prestigioso Gary Lloyd que presenta los principales éxitos de Michael Jackson con espectaculares coreografías y luminotecnia. También triunfa en Londres el revival del musical 42nd Street (Michael Stewart/Mark Bramble, 2003), que ofrece un espectáculo digno de los grandes musicales clásicos en uno de los escenarios más hermosos de la ciudad, el Drury Lane Theatre Royal. Otro musical igualmente clásico que ha sido renovado es An American in Paris (George Gershwin/Ira Gershwin/Craig Lucas, 2014), que llegó también esta primavera al West End y ya anunciado que extiende sus representaciones hasta bien entrado el próximo año.
Ha llegado con cierto retraso a lo que es habitual, habiendo sido un éxito en Broadway, pero la producción londinense de Aladdin (Alan Menken/Howard Ashman/Tim Rice/Chad Beguelin, 2011) finalmente se estrenó este año en Londres, y está cosechando la misma aceptación que lo hiciera la versión original en Nueva York, habiéndose convertido en uno de los éxitos del año, igual que School of rock (Andrew Lloyd Webber-Glen Slater, 2015), el musical basado en la película de 2003 que Lloyd Webber estrenó primero en Broadway para llevarlo en 2016 a Londres, donde continúa cosechando éxitos.
Uno de los últimos estrenos musicales en Londres, el pasado mes de junio, ha sido Lady Day at Emerson's Bar & Grill (Lane Robertson, 2003), que se centra en algunos momentos de la vida de la cantante Billie Holiday, que se puede ver en el Wyndhams Theatre, cuyas críticas han destacado especialmente el excelente papel que realiza la actriz Audra MacDonald, espléndida sin duda.