Las críticas a los países europeos por sus planes de ajuste presupuestario continúan. En los días previos a la reunión de los jefes de Estado del Grupo de los 20, que se realizará este fin de semana en Toronto, Canadá, las críticas han ido en ascenso. “Este no es el momento para preocuparse por el déficit”, dijo esta semana Paul Krugman, y agregó que Axel Weber, titular del Bundesbank, sería “un riesgo” para la eurozona si se convirtiera en presidente del Banco Central Europeo.
En Europa consideran que los temores a que las medidas de ajuste fiscal reviertan la recuperación económica son infundados. Una razón para esta confianza es la reciente aceleración en la actividad económica. Los índices de los gerentes de compras de las empresas de la eurozona indicaron ayer que la economía de los 16 países creció 0,6% o más en el segundo trimestre, comparado con los tres meses previos, aunque es probable que el crecimiento total en 2010 sea mínimo en comparado con el de EE.UU.
Pero lo más significativo es que Europa no se está embarcando en medidas de austeridad generalizadas. Pese a todo el alboroto, Alemania mantiene una política fiscal expansiva en 2010, y el ajuste del año próximo será modesto para el tamaño de su economía. "Lo que Europa básicamente está haciendo es articular un compromiso de llevar de nuevo las finanzas públicas a una base sustentable, y eso no es tan dramático. Creo que es lo correcto”, opinó Erik Nielsen, economista de Goldman Sachs.
Además, el shock fiscal se concentrará en países como España, Portugal, Irlanda y Grecia, que representan alrededor de 15% del Producto Interno Bruto. Y el impacto del ajuste sobre el crecimiento será compensado por la caída del euro. Por otro lado, lo que a veces se olvida es que, mientras EE.UU. puede controlar los tiempos de su “estrategia de salida” fiscal, el ajuste es ya inevitable para muchos países de la eurozona. “La presión del mercado fue tan grande que tuvimos que precipitar los recortes, pero fue una cuestión de manejo de tiempos y no de decidir si lo teníamos que hacer”, dijo Gilles Moec, economista del Deutsche Bank.
El BCE y la Comisión Europea han ido aún más lejos: sostienen que el ajuste fiscal ayudará a los países a crecer. Olli Rehn, comisionado europeo para Asuntos Económicos, explicó el martes, en un discurso en Bruselas que, “al contrario de lo que alguna gente dice, Europa no está ahogando el crecimiento con su estrategia de consolidación fiscal. Lo que hacemos es poner nuestra casa fiscal en orden de manera gradual y diferenciada”.Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización