Lugar: La Riviera. Madrid
Fecha: 27 marzo 2014
Asistencia: 2.000 personas
Artistas Invitados: Jorge Salán
Precio: 35 euros
Músicos: Joey Tempest (voz), John Norum (guitarrista), John Levén (bajista), Mic Michaeli (teclista) e Ian Haugland (baterista)
Sestlist: Riches to Rags, Firebox, Superstitious, Scream of Anger, Girl From Lebanon, No stone unturned, New love in town, Stormwind, Wasted time, Demon head, Carrie, Love is not the enemy, (Drum Solo), Let the good times rock, The beast, Dance the night away, Rock the Night, Last look at Eden, The Final Countdown
La cuenta atrás infinita
'Carrie', 'Rock the Night' y 'The Final Countdown'. Sólo estas tres canciones ya valen todo un concierto, pero es que hoy por hoy Europe lucen bien lustrosos sobre las tablas, y no únicamente por la blanquísima dentadura de su (cada vez más joven) vocalista Joey Tempest.
Menos de un año después de su anterior visita (junto a Def Leppard y Whitesnake) y dos años después de la publicación de su último disco, 'Bag of Bones', la formación sueca regresó de nuevo a la capital para otra bombástica sesión de hard rock de la vieja escuela.
Celebrando su pasado, disfrutando de su presente y dibujando un interesante futuro (publicarán nuevo disco en 2015), Europe convencieron de nuevo a los parroquianos gracias a sus incontestables hits, pero también porque actualmente son una banda de blues rock poderosa y vigorosa que golpea bien duro desde el primer minuto.
El primer tramo del concierto estuvo dominado con la contundencia de 'Riches to Rags', 'Firebox', 'Superstitious' (el primer medio clásico de la velada) y 'Wasted Time', con las guitarras de John Norum echando humo y el carisma de Tempest desplegando sus musculosas alas mientras la base rítmica apuntala con escandinava eficacia. "¡Es la cuarta vez que tocamos aquí con esas jodidas palmeras!", brama Tempest en perfecto castellano (sin nada de acento) para jolgorio del personal.
Tras una decena de temas el mundo se detiene por un instante con los primeros acordes de 'Carrie', jitazo indiscutible con el que tengo un recuerdo de niñez muy nítido, pues viendo su videoclip en El Espinar (Segovia) en el verano de 1987 perdí un diente de leche mientras me comía un bocata de nocilla. Una vez establecida la conexión cósmica con mi yo de hace 27 años, el concierto por supuesto pasó a otro nivel.
La banda suda la camiseta con 'Let the good times rock' y 'Dance the night away' antes del segundo memorable momento de la noche con 'Rock the Night', himno incontestable de celebración y festejo para los amantes de las guitarras enchufadas a amplificadores con el volumen al 12.
Así acaba un concierto que todavía tenía, claro, tiempo para unos bises con 'Last look at Eden' y el final verbenero con 'The Final Countdown', una canción tan trillada y tantas veces escuchada que genera cierto ambiente de irrealidad caricaturesca. Pero más allá de reflexiones pretendidamente sesudas, es un momentazo imprescindible para la historia del rock y el público lo disfruta a espuertas con saltos, aullidos y teléfonos volando (con Gigatrón en la cabeza, esperamos).
Porque el poder infinito de 'The Final Countdown' volvió del revés una sala que ya estaba de por sí más que meneada gracias a la hora y media previa de rock, en la que Europe, reiterémoslo, demostraron que están muy por encima de su propio legado y de la imagen que el gran público tiene de ellos. ¿Dinosaurios? Vamos, no me jodas, saco de huesos.