Revista Festivales

Eurovision, ¿un despilfarro o un negocio?

Publicado el 30 mayo 2012 por Pocho59

Eurovision un despilfarro o un negocio. Un año mas preparando un espectáculo musical a nivel europeo, nervios prisas y sobre todo mucho dinero a la vista, pero como siempre para los mismos o sus allegados me da igual y es que como todo se ha vuelto tan sumamente realista y tan pobremente complicado, nuestras mentes ultimamente solo operan en euros es decir cualquier cosa que se propone, o se hace ,se traduce automáticamente en la pregunta mas oída de los últimos años, ¿cuanto cuesta este evento? ¿es necesario nuestra participacion en estos espectáculos que para nada nos ayuda a superar esta barrera tan grande de desilusión y desconfianza  que ahora nos acompaña.?
España  pasa a la final directamente por que paga un canon elevado de euros a la organizacion como otros paises de nuestro entorno a esto hay sumarle los traslados, los hoteles, comidas, vestidos, peluquero maquillador,  y un largo etcetera, ¿verdaderamente estamos para estos saraos? ¿seria mejor invertirlo en fines sociales o mismamente en mejorar la educacion en este pais?, no lo se, pero tampoco pretendo hacer demagogia.
 ¿Saben? echo de menos este mismo espectáculo, pero el de hace unos años en el que la familia se reunía en torno al televisor para compartir un sentimiento de españolidad, en el que todos nos sentíamos palmeros o coro de nuestros representantes, alentándolos y acompañandolos, por cierto encima de la tele estaba el torito negro o la flamenca,  ahora como son tan planas no se puede poner nada y estan como un poco desangeladas como nosotros en general, no sentimos como sentíamos, antes en casa a nadie se le ocurria reírse de los pocos votos que nos daban, era una afrenta y podias tener problemas con tus mayores enseguida te llamaban la atencion y te recordaban que habia que estar unidos y hacer patria, y además estoy seguro que no se movia tanto dinero como ahora.
Ahora nuestras generaciones jovenes  se ríen y comentan e incluso se alegran, por que segun ellos en opiniones manifestadas en encuestas, consideran el evento trasnochado antiguo y ridículo. Llegado a este punto puede que estén en lo cierto pero parece ser que las cotas de pantalla segun apuntan los responsable de la cadena han sido excepcionales, en torno a unos cinco millones de Españoles permanecieron pegados a la television, sin embargo aun estan lejos de los 9,3 millones de espectadores del año 2008 donde el publico en su mayoría joven eligió a Chikilicuatre para representarnos ¿saben quien se quedo con las ganancias? hay que preguntar a Buenafuente y sus empresas quien habilmente consiguió desde su tribuna televisiva alentar al publico mas manejable y arrimar el ascua a su sardina cosa que le vino muy bien. Luego entonces que se persigue el dejar el pabellon alto o enriquecerse algunos haciendo el ridiculo bajo la bandera Española.
Pero volvamos al principio ¿Cuánto le cuesta a España participar en el festival de Eurovisión?  La cifra general destinada a la participación española en Eurovisión no se aleja a la inversión habitual para otra producción audiovisual. Un capítulo de una serie como «Cuéntame cómo pasó» o «Águila roja» cuesta alrededor de 300.000 euros y un gala en «prime time» difícilmente no sobrepasa los 200.000. En fin proyectos faraónicos y ruinosos amparados y cobijados por las subvenciones estatales no importa cual sea el proyecto película o espectáculo se tira con pólvora del Rey este es el coste real en una televisión pública sin publicidad y asi nos va. Quiero compartir con vosotros un articulo de Armando Robles que titula ehorrorvision y comienza asi:  Un melómano es aquel que preferiría ver a un ladrón en su casa antes que el festival de Eurovisión. Lo malo de Eurovisión es que se ha convertido en la mejor metáfora de esta Europa mixta, sucia, inculta y vulgar cuya educación en valores artísticos, como casi en todo lo demás, es tan deficiente como lo demuestra el hecho de que un país como Azarbayán, que es a la música lo que Haití al hockey sobre hielo, pudiera ser la anfitriona del bodrio al ganarlo el año anterior. En la presente edición, la vencedora fue Lorine Zineb Noka Talhaoui, conocida como Loreen, una cantante de ascendencia marroquí que representaba nada menos que a Suecia.
La diferencia entre el tema de la magrebí y el Waterloo de Abba interioriza la diferencia entre esa Europa culta, aseada, autóctona y civilizada y este babel disparatado y multicultural que es, sólo hay que verlo, una prueba viva y latente de los efectos que ha tenido la multiculturalidad y la ingeniería social en la cretinizada sociedad europea.
Lo de Ehorrorvisión es otro claro síntoma, un reflejo claro, de la enfermedad que padece Europa y que en España alcanza ya fase terminal. La experiencia demuestra que a mayor nivel educativo, mayor capacidad crítica; y a mayor capacidad crítica, mayor capacidad creativa en cuestiones de literatura, de cine o de música. Hace tiempo que en España se sacrificó el talento artístico por la cultura subvencionada al servicio de los políticos y no del interés general. A los gobiernos de esta democracia repugnante les interesó siempre que la educación en valores no se sobrepusiera a las necesidades económicas de un puñado de artistas de cámara.
En una sociedad más refinada culturalmente, más libre y menos grotesca, la mayoría de nuestros artistas parasitarios tendrían que dedicarse a arrimar el hombro.
La falta de educación en valores artísticos (por otro lado, como en casi todo lo demás), obliga a que las producciones culturales españolas, desde un libro a un rodaje cinematográfico, para que sean mínimamente rentables, deban encajar en los groseros, vulgares, superficiales y estrechos marcos creados por la terrible conjunción entre el fracaso educativo y la producción masiva de cultura-basura.
Lo peor es que, por lo que vemos en Ehorrorvisión, el panorama cultural en el resto de Europa no es mucho más alentador. Sí, sí, muchos Estados Generales, mucho Cavour, mucho logista liberal, mucho Garibaldi, mucho enciclopedista francés, mucha Simone de Beauvoir, mucho Sartre, muchos tratadistas, muchas declaraciones de Derechos, mucha Unión Europea, mucho tonto progre abajo firmante; pero los Miguel Ángel, los Tiziano, los Rubben, los Rafael, los Descartes, los Sheakespeare, los Newton, los Cervantes, los Velázquez, los Goethe, los Mozart, los Chopin…tuvieron que ser anteriores a todos ellos para haber sido alguien.
La Europa de las mundialización y del relativismo moral y antropológico coincide casualmente con la época de menores talentos artísticos desde antes de Atapuerca. La solución puede que esté en algo tan simple como la educación en valores integrales, de los que el valor artístico es pieza fundamental. La educación en valores integrales crearía ciudadanos libres del yugo del pensamiento y de las élites oficiales, que en todos nuestros países se han erigido como únicos portavoces cualificados para interpretar la actualidad en nombre de todos nosotros. Lo vemos con el cine español, cuyos temas interpretativos interesan a casi nadie y, sin embargo, sigue vegetando año tras año a la sombra de los presupuestos generales del Estado. Lo vemos también con esas normas que execrarían cualquier conciencia recta y limpia y que, sin embargo, la mayoría de los votantes aceptan como las beatas antiguas aceptaban los latinajos.
A los políticos tradicionales de esta Europa que camufla con afeites de carabetera su vejez y su fealdad, les conviene mucho un público como el de Ehorrorvisión para seguir alimentando a los pollitos parásitos con el calor de la gallina estatal de las subvenciones. A cambio, esos pollitos parásitos oficializan luego sus preferencias electorales y nos dictan lo que es bueno y lo que es malo en nombre de la Cultura, dicha así, con mayúsculas. Así que no contentos con las demoledoras cifras que nos anuncian cómo el cine español, la literatura y la música españolas interesan cada día a menos españoles, nuestras excrecencias artísticas siguen defendiendo el mito de las subvenciones y del intervencionismo estatal para que sus clamorosos fracasos sigan recayendo en los castigados bolsillos de los ciudadanos.
Y si lo que se busca ya es a nuestro próximo representante horrovisivo, propongo la concurrencia unida de España y Portugal. Ahí es nada: La orquesta de viento del Calderón acompañando al solista Durao Barroso para interpretar un dueto que tenga como letra, por ejemplo, uno de esos cuentos multiculturales que tanto gusta a la masa lobotomizada europea. Que al menos sean ellos, y no nosotros, los que pasen el bochorno de participar en un festival cuyos mentores y promotores habrían relegado a Mozart al papel de compositor de polifonías móviles para quinceañeras.


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