Revista Opinión
Euskadi y Cataluña, sed de independencia, sed de libertad, pero de la buena.
Publicado el 28 marzo 2011 por RomanasSoy tan independiente, tan independiente, que quiero serlo hasta de mí mismo, por eso admiro tanto a esos dos viejos pueblos, el catalán y el vasco.
Si Aznar es el prototípico español, viejo castellano, leal, yo no quiero ser castellano, leal ni prototípico, pero, sobre todo, no quiero ser falangista y sé muy bien lo que me digo porque lo fui, como también fui madridista y, se lo aseguro a todos ustedes, ambas cosas son algo absolutamente repugnante.Insisto, no quiero ser español, porque Aznar, el prototipo español, es un tío tan tramposo que hace trampas incluso en los solitarios.Ahora perseguimos a muerte a los vascos sin pensar que gracias a ellos, somos lo que somos y estamos como estamos.Sí, claro que sí, eta es también vasca, pero ¿por qué? Porque los vascos quieren ser independientes y no los dejamosA todos, ahora, cuando el viejo y asqueroso dictador murió en su cama, se nos ha despertado una increíble vena democrática, ahora, todos, incluso Rajoy, el diferente, el desigual, somos demócratas, pero todos también sabemos que no es verdad, si lo fuera, extenderíamos una alfombra roja para que los catalanes y los vascos se fueran adonde quisieran que parece que es, lejos de esta España que tanto le dolía a Unamuno que, por cierto, era vasco.Si un vasco no hubiera apretado un día, un interruptor, quizá ahora no tendríamos esta democracia que padecemos porque Carrero Blanco hubiera sucedido a Franco con toda normalidad y el Rey sería ese mismo que ahora es, sólo que mucho menos rico porque el Opus adora la pobreza cristiana de todos los demás y no le hubiera dicho nunca a Chávez eso tan inteligente de: “¿por qué no te callas?”, lo que le hará, más que el 23 F, pasar a la historia, que seguramente pasará como el hombre que más rápidamente se enriqueció en España, sin saber cómo ni por qué, como todos los que se enriquecen bajo el liberalismo que nos invade, que nos domina.Pero yo quería escribir, hoy, de los vascos y de los catalanes.Un vasco es un tío tan especial que dice que ha nacido en Bilbao cuando lo ha hecho en cualquier otro sitio, incluso en Madrid, quiero decir que ama a su tierra y a su gente por encima de todo, lo contrario que un catalán que le da igual donde ha nacido siempre que sea un sitio en el que a uno le permitan ser como él quiere, lo que no significa que no ame a su tierra tanto como el vasco.Lo que ocurre es que la ama de otra manera, un catalán sabe que ser catalán es sentirse ciudadano universal, que es como ser ciudadano de cualquier parte, de todas las partes, un catalán aborrece que le impongan obligaciones porque él sólo se impone todas las que sean necesarias para ser buena gente y son tan buena gente porque están mucho más cerca, no ya de Europa sino del mundo, que todos nosotros, los que no somos ciudadanos del mundo sino tan sólo españoles, los que no somos catalanes, los acusamos de peseteros nosotros, los que contamos todos los día las pesetas que les hemos dado ellos a nosotros, porque la balanza, creo, que les es favorable.Yo sólo he conocido de verdad a un vasco, fue, porque murió muy joven, mi mejor amigo ya que, una noche, cuando yo tenía que ir con la vigilancia militar a detener a un capitán franquista borracho, que se había liado a tiros en Pasapoga y me hallaba en la cama, enfermo, él ni siquiera se ofreció a sustituirme, cogió el correaje, la pistola, y al pelotón de vigilancia y fue al más famoso de los cabarets de entonces, detuvo al capitán y lo encerró y encima me invitó todas las noches que pasé en Madrid a cenar porque era el hombre más generoso que yo he conocido y yo sólo era lo mismo que a hora soy, un pobre estudiante.Un pequeño grupo de vascos se jugó la vida por todos nosotros e hizo lo que debía: no dejó que Carrero Blanco, el almirante del Opus, nos gobernara. Nos pasamos la vida haciendo cábalas sobre cómo sería Europa si Hitler hubiera triunfado, yo sé muy bien como sería España si el Opus mandara todavía más, si el Opus lo hubiera copado todo, porque el Opus es una secta todavía más peligrosa que la sáquica.De modo que España se divide en dos grandes sectores, los que dicen que los vascos y catalanes no son españoles y los que, al contrario, afirman que tales individuos son españoles aunque no quieran serlo.Yo, no sé si ya lo he escrito antes, no quiero ser español porque, como decía el maestro de Aznar, José Antonio Primo de Rivera, el más fascista de todos los fascistas, ser español es una de las pocas cosas serías que se puede ser en el mundo, una cosa seria, o sea, un español, es un tipo como Sergio Ramos o como Rajoy o todavía peor aún, como él mismo, como Aznar, un tipo que dice que a la gente hay que dirigirla por la fuerza al propio tiempo que afirma que a él, eh, atención, a él, nadie tiene que decirle cuánto debe beber y cómo debe conducir mientras que a su hijo lo detienen en la Italia de su amigo Berlusconi por exceso de velocidad, mientras conducía un excesivo Porsche, como no, ellos, los falangistas de pro, no suben a ninguna otra clase de coches, de modo que un vasco es un puñetero asesino profesional que mata todos los días para ganarse la vida mientras que un catalán lucha duramente por sacar una peseta de donde no la hay, o sea que son unos asesinos contumaces y unos tacaños insuperables, aunque se jugaran la vida por todos nosotros con lo de Carrero y nos sacaran de la miseria cuando Cataluña era la locomotora de España y todos emigrábamos a allí, que ahora ya no lo es porque no la dejamos.En cambio, nosotros, los españoles seguimos siendo todos falangistas, aunque lo neguemos, y ese prototipo que es Sergio Ramos se ofende, al propio tiempo que da patadas alevosas a todo lo que se le pone por delante, mientras acaba un parlamento gritando aquel “arriba España” franquista, porque Piqué contesta educadamente en catalán, su lengua madre, a un periodista que le preguntaba en dicha lengua, al mismo tiempo que la España falangista se llena de gúrteles y otras hierbas, que eso da igual porque es la esencia misma tradicional, histórica, vease Sudamérica, de todas las españas, de tal manera que los futbolistas catalanes sólo son españoles si juegan y ganan la Eurocopa y la Copa del Mundo para España, jugando 8 de 11, en la selección española, si no, sólo son unos puñeteros separatistas que le dan la vuelta a las calcetas para que no se vea la bandera española.Qué país, Miquelarena, qué país.