Revista Opinión

Eutanasia

Publicado el 03 julio 2018 por Cronicasbarbaras

Hay enfermos que a pesar de contar con todas las atenciones médicas y humanas desean morir, y otros sumidos en el dolor y el abandono que quieren seguir viviendo, pero a los que les aplicarán la próxima legislación sobre la eutanasia porque por su situación física son incapaces de expresarse.

Esas situaciones y las intermedias las pasaremos algún día bajo una ley que permitirá que matemos o que nos maten si se cree que nuestra situación y cercanía de la muerte es irreversible, o si nuestro sufrimiento, incluido el psicológico, parece insoportable.

Un párrafo del juramento hipocrático, vigente desde hace 2.400 años y que recitaban los médicos aún durante parte del siglo XX dice: “Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna”.

La eutanasia y el aborto son conquistas del laicismo frente a las religiones dominantes en nuestra cultura judeocristiana, para la que ambas intervenciones iban contra la sacralidad de la vida.

La ciencia ha avanzado tanto este último siglo que aporta soluciones eugenésicas en innumerables casos que van más allá del dolor o la agonía, como el aborto de fetos con deficiencias detectables con la ecografía, técnica nacida en 1942.

La religión y el pensamiento clásico, que también era religioso como el juramento de Hipócrates “por Apolo médico, por Asclepio, Higía y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas”, han perdido su guerra contra las nuevas técnicas científicas creadoras de nuevas normas éticas.

Unas normas peligrosas porque se aplicará la eutanasia a personas que la deseen, pero también a otras que no querían morir, pero que sí le convenía a sus herederos o, atención, a las arcas de la sanidad y de las pensiones.

------------

Recuperado de anteayer SALAS

 

Tira Salas 6220

------------


Volver a la Portada de Logo Paperblog