Revista Cultura y Ocio

Eva. Arturo Pérez Reverte

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Eva. Arturo Pérez Reverte
     "No quiero que me maten esta noche, pensó Lorenzo Falcó.
     No de esta manera.
     Sin embargo, estaba a punto de ocurrir. Los pasos a su espalda resonaban cada vez más cercanos y rápidos. Sin duda tenían prisa por alcanzarlo. Había escuchado el grito del enlace al caer en la oscuridad, a su espalda, desde el mirador de Santa Luzia, y el golpe del cuerpo al estrellarse contra el suelo quince o veinte metros más abajo, en una callejuela oscura del barrio de Alfama. Y ahora ibana por él en busca del trabajo completo. De rematar la faena."
     Hay escritores cuyos libros son noticia en los medios, y es difícil resistirse a ellos, nos guste o no reconocerlo. Reverte es, además, un personaje mediático en sí mismo, a ratos polémico, que despierta filias y fobias a veces encontradas con la opinión de sus libros produciéndose el curioso efecto de contar con lectores a los que no gusta el tuitero o justo lo contrario. Hoy traigo a mi estantería virtual la segunda entrega de la serie protagonizada por Falcó. Se trata de Eva.
     Recuperamos a Falcó en plena reyerta, y viajamos con él a Tánger para su último encargo. Estamos en 1937 y allí se encuentra en puerto una parte del oro de Moscú. La misión de Falcó pasa por lograr que el capitan del barco cambie de mando, pero no cuenta con reencontrarse con Eva.
     Cuando hace ahora un año aproximadamente cayó en mis manos Falcó, me encontré con una novela entretenida, cargada de clichés y un personaje que pretendía ser más Joaquín Sabina en sus canciones, que James Bond en sus películas. Es cierto que jugaba en un filo difícil, el de no caer simpático pero conseguir un mínimo de socarrona complicidad del lector, y salía, a mi modo de ver, más o menos airoso de la situación.
     En esta ocasión y rescatando un personaje de la primera entrega, Reverte titula a la novela Eva, dando a entender un protagonismo femenino a lo largo de la trama. Y como, sinceramente, las novelas de espías no abundan, nos lanzamos a ella de cabeza apenas llegó a las librerías.
     Eva es, en contra de lo que puede parecer por el título, un libro lleno de gracietas masculinas. Pero de esas de barra de bar y copa de coñac sin marca, en la que Reverte desarrolla a su protagonista como un engreído machito engominado que repelería a cualquier mujer con un mínimo de criterio. Y, sin embargo, en su novela, ambientada en ese mundo en el que todo son hembras de bandera que arañan y pegan porque eso es la pasión, además de follar (sí, follar), todas parecen querer ir detrás de este hombre que mide todo en base al beneficio que le reporta. Decía el autor en una entrevista hace tiempo, que era difícil conseguir empatía por un personaje que trabaja para Franco, y sinceramente, y políticas a un lado, creo que ese es el menor de sus problemas. Falcó, nos desarrolla el autor, es un jerezano que no se ata a nadie, salvo tal vez a estar entre las piernas de la siguiente mujer que le pase por delante y a la que dejará marcada, ya sea criada de hotel, aristócrata casada o espía rusa. Y lo hará seguramente sin quitar esa mueca de desdén con su media sonrisa indiferente que, seguramente, piensa el autor que es lo que le hace irresistible... y es que su protagonista, más que de otra época, parece apolillado pasando en muchas escenas de la chulería impostada que busca su autor, a la vulgaridad. No ayuda tampoco el narrador mimetizado que carga todo de marcas, hembras, y adjetivos exagerados consiguiendo que el lector piense más en novela por entregas de quiosco de antaño, que en esas primeras novelas de espías convertidas hoy en clásicos.
     De la trama destaco a los capitanes de barcos, herederos únicos del buen hacer de Reverte a la hora de crear personajes y que consiguen, en momentos fugaces, que recordemos que leímos a aquel que nos hizo disfrutar con Alatriste y su personal sentido del honor y sus valores (aún estoy esperando descubrir los de Falcó). Y si las pasiones de los bajos del protagonista llegan a resultar aburridas, ya que parecen batallitas de bar, no lo es menos la relación que llega a mantener con Eva, en la que si del amor al odio hay un paso, parecen estos ser capaces de bailar un tango. Y siempre, con ese toque de pretendido canalla también ella, que termina cansando al lector harto de ver una representación con personajes de cartón piedra.
     Al final, y como algo positivo tiene que tener viniendo de un escritor con el oficio de Reverte, la novela se lee en un suspiro y resulta entretenida siempre que uno no se pare a pensar en el contenido, y se deje llevar por las aventuras de este personaje al que, a buen seguro, hubieran apodado "el Canalla" para gusto del propio Lorenzo Falcó.
     La pregunta del millón es, ¿seguiré leyendo esta saga? Pues sí, porque buenos o malos, me agraden o no me agraden, lo que busco en los libros es que no me dejen indiferente y aquí, he hablado de mi percepción de su protagonista más allá de la historia que, como producto, funciona. Y es que, como oí una vez hace tiempo a un escritor que admiro: "hay libros y hay productos con formato de libro".
     Y vosotros, ¿recordáis a protagonistas que os resultaran desagradables?
     Gracias.
   

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