Mike Kaillo estrena este fin de semana su primer largometraje, Eva, película que abrió este año el Festival de Sitges y que ha conmocionado a críticos y público. Eva es una película que va a dar mucho de qué hablar.
En el año 2041Daniel Brühlinteligencia emocionaluna suerte de Ulises
Imágenes extraídas de la página oficial de la película: http://www.evalapelicula.com/
Podríamos decir que esta es la sinopsis de la película, y no es baladí. Desde el trailer que ha precedido a la cinta y también con las imágenes y carteles de la misma se nos ha hecho pensar que el tema central de Eva sería el de la ciencia ficción más clásica, muy lejana al drama. Como estrategia de márquetin podrá ser cuestionado, sin embargo el resultado final de este tándem hará que, si no quedas avisado, la primera mitad de la cinta te sientas ultrajado, y después agradecido. Una jugada arriesgada que no sentará bien a todos.
Eva es el título del proyecto que desarrolla Álex. Siempre con efectos visuales muy vistosos (aunque poco plausibles) se centra en buscar la combinación ideal de rasgos individuales que dé con el equilibrio perfecto de personalidad humana deseable. Intenta crear al niño único que unos padres podrían llamar suyo, que sea insuperablemente original dentro de su imperfección y actuación errática. Sin embargo con la frase “¿Qué ves cuando cierras los ojos?” vemos el código que acompaña al mecanismo de seguridad para desactivar a las máquinas desobedientes. Al final crearemos máquinas humanas (en el campo de la emoción) que no dudaremos en dejar a un lado cuando contravenga a nuestros intereses. ¿Quién es el autómata?
Y es que el autómata, el robot, será el concepto fuertemente desarrollado de la película. Igual que en la Inteligencia Artificial de Spielberg o en la Blade Runner de Philip K. Dick (por poner dos populares ejemplos) los humanos necesitan ahora de acompañantes que sientan y padezcan, que simulen tener sentimientos, que sean orgullosos, que digan “No”, casi que sueñen, pero sólo casi. Somos los dioses dadores de vida que siguen controlando a sus creaciones hasta el final. Como debe ser, nuestra osadía aquí, como en los otros ejemplos, será castigado con terribles consecuencias: aceptar que la vida en su máxima expresión es algo que no podemos fabricar.
Eva es un acercamiento más realista al campo de lo fantástico, es la verosimilitud de lo imprevisto, es la teoría del caos. Sin embargo, así como en la literatura científica rusa de principios del siglo XX, donde el amor a la ciencia es palpable, también encontramos una desconexión con los personajes, que se guían por los cánones preestablecidos de la literatura universal sin permitir al lector empatizar con ellos, pues su rol de personajes ficticios está muy marcado (lo que no quita que los conceptos desarrollados en estas novelas fuesen interesantísimos desde el punto de vista de la inteligencia humana). La dirección de los actores deja bastante que desear la mayor parte del tiempo, pero permite que puedas descentrarte de sus acciones y ver el todo que trasciende en los hechos.
La película, con un entorno retro-futurista plagada de guiños a las investigaciones científicas actuales y a la estética setentera (discos de vinilo incluidos), marca la tendencia al minimalismo y la nostalgia de Gattaca. Nos recuerda que aunque estemos adentrando en un futuro cada vez más envuelto en lo tecnológico seguimos queriendo conservar parte del mundo ritualista y mágico-simpático de actos como el conducir, tener gato o fumar, que de alguna forma y como dijo en una rueda de prensa el director, está “seguro de que las tabacaleras encontrarán la forma de que se vuelva a permitir fumar en espacios cerrados”.
No hay que engañarse, la novedad del proyecto y el mar de apoyo con que se la ha mimado en los medios públicos no compensa en la primera mitad del filme, que podría haber dado más de sí. Es una obra mejorable, aunque tiene inesperados puntos de creatividad (Lluís Hommar es el mejor robot mayordomo, que en el momento en el que cambia su nivel del 6 al 8 te consternará) y un tercer acto muy sorprendente que te transporta a una dimensión insospechada dentro de la cinta. Recomendable hasta cierto punto, pero sobre todo una ópera prima que el vaticina un enorme y fantástico futuro a Mike Kaillo.
Artículo de Esther Miguel Trula.