Eva : ¿Otro cine es posible?

Coincidiendo con la cloenda del Base Film Festival, Roswell y servidora nos dejamos caer durante la proyección de Eva (lástima que por cuestiones de agenda no pudiesemos ir a las actividades y películas que han ido conformando este pedazo de festival). 
Kike Maillo (para estas zonas conocido por ser el director d'Arròs Covat serie que os recomiendo de no haberla disfrutado) sigue en buena racha con su ópera prima, con la que ha cosechado una buena cantidad de premios (desde cinco  Gaudís a varios Goyas) y con la que ha logrado una buena tarjetita de presentación.
Historia sobre oportunidades desperdiciadas, emociones contenidas, nieve y robots con frustraciones y anhelos que los convierten en seres más humanos que la mayoría de nosotros.
Sin más dilación os hablo de Eva que por estos reinos de celuloide y el wasabi ha generado cierta disparidad.
Santa Irene (año 2042) tras una década de ausencia, regresa Alex (Daniel Brühl) un ingeniero que años ha se había dejado querer por Lana aka Marta Etura (hola, interpreto igual que recito la lista la compra...) una científica reconvertida en profesora que vive con el hermano de este, David (Alberto Ammann otro de Celda 211 y van dos) y Eva, su pequeña, una cría que resulta tan revoltosa como tierna y que calará profundamente en Alex lo que hará que la tome como modelo para un proyecto en el que está empezando a trabajar.
Enfrascado en su trabajo y de la mano de Eva, Alex intentará reconducir su vida y encontrar su sitio (ligarse a Etura-lista-de-la-compra-recito-yo, pasar de su hermano , hacer el emo, lo normal...) pero descubrirá que nada es lo que parece (no quería poner un spoilerazo terrible).

Con evidentes referencias a películas como 2001: Odisea en el Espacio, Blade Runner o El Hombre Bicentenario y con una temática bastante similar a Inteligencia Artificial, Eva no propone nada que no hayamos visto  pero no por ello deja de ofrecer un buen rato y entretenimiento liviano (que en algunas escenas emana aires de culebrón...concretamente de sobremesa de televisión autonómica...).
Creo que todos estamos de acuerdo que la parte técnica con la esmerada y nívea  fotografía y los sutiles efectos especiales son de lo más elaborado que hemos visto por el cine patrio últimamente; en cambio la parte interpretativa y el guión deja un poquito que desear. Los personajes están abocados al drama pero no hay una razón que justifique los motivos (en esta apreciación incluyo el desenlace, que es tirar por la autopista de la lágrima fácil de forma gratuita y forzando demasiado el final).  

Por suerte no todo es regulero, encontramos al siempre excelente Lluís Homar interpretando a un robot emocionalmente variable (a elección de su dueño) y una fantástica novel actriz, Claudia Vega que hace un buen tándem con un Daniel Brühl contenido pero correcto.
Podría ser peor, podría ser mejor, si ello sirve para que otro cine por estas tierras sea posible y prolifere la salvia nueva, que sea bienvenida (y como es de todos sabido: alguien tendrá que ir abriendo camino).

Me parece noble vender la película: Jóvenes en edad de merecer cortejen a sus Dulcineas en los cines y (más adelante) en sus hogares viendo lo que Roswell definió como ciencia ficción lacrimógena para marujas. No se arrepentirán...
No voy a puntuar (iría hacía la baja) y repito la pregunta que da título al post: ¿Otro cine posible? El tiempo, lo dirá.