La evaluación forma parte inicial y esencial de cualquier intervención sanitaria. Comprende el conjunto de valoraciones de los diferentes profesionales en base a herramientas y competencias propias. En el caso del paciente oncológico conlleva entrevista, encuestas y cuestionarios, pruebas funcionales, analíticas o radiológicas.
Los fisioterapeutas, dentro del equipo de salud, realizan un examen subjetivo y objetivo, como en cualquier otro tipo de usuario, adecuándolo al proceso concreto y adaptándolo a la características y estado del paciente. Nos fijaremos ahora en las pruebas, escalas y cuestionarios que evalúan la función.
La capacidad funcional puede comprender dimensiones física, mental, emocional y social, todo ello para determinar las capacidades del paciente para participar en las actividades cotidianas. Todas ellas interactúan pero nos centraremos en las que el fisioterapeuta puede influir con su intervención. Hablamos de movilidad, actividad física, fuerza, equilibrio, dolor, percepción de esfuerzo y fatiga o quinesiofobia.
Pruebas de movilidad y capacidad de ejercicio
Pruebas para determinar la actividad física
- IPAQ (cuestionario internacional de actividad física)
- PAR-Q ( Physical Activity Readiness Questionnaire)
Pruebas de fuerza
- Dinamometría o fuerza máxima de prensión o agarre
- Valoración muscular manual o instrumental
- Prueba de levantarse 5 veces
Pruebas de equilibrio
- Prueba de “levántate y anda”
Dolor
Percepción subjetiva de esfuerzo
Percepción de fatiga
- PIPER
Quinesiofobia
- Cuestionario TAMPA
Por supuesto no están todas las herramientas al alcance de los fisioterapeutas para evaluar a sus pacientes. Hemos optado por aquellas que no tengan requerimientos que dificulten su aplicación. No obstante, nos parece un buen inicio. Y, por supuesto, admitimos y esperamos sugerencias.
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