Viene de Europa una comitiva para observar lo mal que está lo del desempleo en España, al lunes siguiente del viernes donde el gobierno anunció que sobre el paro lo que saben hacer es mirar, porque a lo que están es a garantizarse sus propios sueldos y beneficios económicos del puesto. Al parecer, nadie en España puede explicar el desempleo, porque es un caos. Los prejubilados de los que se dice que no se sabe la cifra exacta pero sin duda se sabe, deben constar como parados para cobrar la prejubilación, de los menores de 24 años, se sabe que no llegando al millón y siendo estudiantes muchos de ellos, se apuntan al paro por la falta de ingresos en sus familias. Y otros para poder tratar de pagarse unas matrículas que doblan el salario mínimo en el mejor de los casos no pudiendo muchas familias afrontar tal gasto sobrevenido debido a los bajos ingresos. Pero al parecer es que hay otros 800.000 parados que se han sacado de las cuentas alegando que no han buscado activamente empleo en la última semana. Puede que hasta alguno ya esté en el otro mundo ya y en ese caso está bien descontado. Gran barullo este de la falaz estadística.
Lo mejor sería agrupar a los parados por su nivel de formación y experiencia laboral, no es normal que un país gobernado por personajes que con todo el aparato del estado a sus órdenes confiesan que no saben hacer nada más que lo que han hecho, que es aumentar el número de parados, la precariedad laboral y la temporalidad, diga esto cuando estos tres datos del mercado laboral español son los que lo hacen disfuncional, segmentado y tercermundista dentro de Europa. Tanto que ha hundido la economía al hundir a los ciudadanos en la miseria. Va a ser que hay más parados cualificados que aparato del estado que lo esté. Que hay más parados cualificados que personal que lo esté en todos los departamentos y oficinas de empleo del país. Porque es evidente que los que están no saben hacer otra cosa que lo que han hecho, que es provocar una catástrofe por pura incapacidad. Así que lo mejor es hacer grandes grupos de parados con su equivalente en el sistema de catalogación del personal por el que se rigen los tres que estaban en la rueda de prensa del viernes. No existe motivo alguno para que haya escalas laborales en el sector público y éstas no sean las del sector privado, sería un engaño a los ciudadanos.
Así que tampoco son tantos registros los de los desempleados de España como para que no se pueda hacer una consulta que los agrupe por su nivel formativo como lo están los que estos datos poseen, cuantos demandantes de empleo poseen estudios superiores, medios, obligatorios y elementales, ordenados por edad y experiencia de mayor a menor para obtener unos datos claros y entendibles. Porque la empleabilidad no puede basarse en que todos los registros son idénticos por haber hecho alguien un perfil genérico. Es la ficción de que los parados mayores de 45 años son analfabetos tecnológicos, cosa absurda sabiendo las fechas de introducción de los ordenadores en las labores cotidianas. Lo que sucede es que verdadera generación perdida española es la de los que a la hora de integrarse en el mercado laboral se encontraron la galaxia de contratos temporales encadenables, y eso ocurrió justo antes de entrar España en la Comunidad Europea, la generación perdida es la que votó en las primeras elecciones por coincidir con la mayoría de edad la presunta llegada de la democracia. Y se quedaron sin empleo, sin vivienda y sin valer nada sus estudios, todo en uno y de golpe. Castigados todos por haber ido a votar, menos "los nuestros" que heredarán todo de nosotros mismos.
Coincide el final del anterior régimen con el acceso de las clases medias corrientes y molientes a las universidades públicas, se dispara el número de licenciados universitarios al tiempo que se clama a los cuatro vientos que la universidad es una fábrica de parados, que sobran universitarios y que los estudios universitarios no sirven para nada, porque no están orientados a la vida laboral, así que cuando deja de ser una puerta de entrada al estado de familiares de miembros del aparato del estado a dedo, la universidad deja de servir. Y de paso, el elevado desempleo heredado de la reestructuración del sector público industrial, alegando las exigencias para entrar en la Comunidad Europea justifica que se venda la temporalidad, rotación, precariedad como una necesidad para atajarlo. Ahí se perdió la generación de los de la quinta de Ana Mato y compañía, legislando para ellos la precariedad laboral antes de que las normas de Europa pudieran evitar algo parecido. Así que en realidad la primera generación de votantes de la democracia son la generación perdida, porque las autoridades legislaron para que ni tuvieran trabajo estable ni pudieran acceder a la vivienda como no fuera mediante compra y firma de hipoteca avalados por las viviendas de sus propias familias.
Así que para simplificar se puede hacer una agrupación de desempleados por no ser lo mismo un joven de 16 años que un adulto de más de 45 de cuyos ingresos dependa una familia a su cargo, entre otras cosas porque sin este segundo desempleado tapado, el otro no sería demandante de empleo. El trato dado a los ciudadanos por las autoridades es de puro acoso, esa palabra que ahora quieren poner de moda los que lo practican diciendo que ellos son las víctimas. Las soluciones que no se toman parten de la firme voluntad de no tomarlas, por lo que se dice lo contrario de lo que se hace en realidad, alegando que es eso mismo lo que se les pide. De todas las putadas que se le puedan hacer a los ciudadanos, dicen los que las dictan que la culpa es de Merkel, de los alemanes y de Europa en general. Como el secuestrador que dice que mata a los rehenes porque le obligan las autoridades al no darle lo que exige; que lo suyo no se toque de ninguna manera debe de ser, por lo que hacen y dicen. Decidir ellos mismos sus propios gastos a pagar por los demás ciudadanos parece ser la línea roja que no está dispuesto a pasar el ejecutivo, y los ciudadanos que revienten si hace falta.
Por otro lado se supone que vienen los europeos observadores a mirar y ver qué no funciona en el sistema español para que tenga el mayor desempleo de Occidente, sin importar el nivel de formación o la experiencia de los desempleados, lo cual es otra milonga absurda. Coja una muestra y evalúe en función de los resultados. Una oficina de empleo puede tener entre zona pública y zona a resguardo de los parados 40 puestos de trabajo, se suman todos los gastos de personal, funcionamiento, mantenimiento y se compara con el número de empleos tramitados por todos los puestos. Lo sabría hacer hasta un autónomo en paro. Seguro que es sencillo averiguar cuantos demandantes de empleo hay en esa oficina, usando la consulta anterior sobre los mismos datos. Y con ello saber el número de ofertas enviadas a esos desempleados desde la oficina que estuvieran relacionadas con su demanda de empleo, experiencia y nivel formativo, y el número de ellos que han obtenido empleo estable en el último año, lo mismo se puede hacer con la eficacia de los cursos que se hayan dado contrastando los resultados finales con empleos estables resultado de los mismos. Con esto y los gastos de los departamentos de los que dependa la oficina seguro que se puede evaluar el sistema en poco tiempo y ver dónde es disfuncional la gestión del problema del desempleo español.
Seguro que una vez analizada una unidad es posible establecer en cuantas más se producen las mismas disfuncionalidades y proponer soluciones simples al problema, que está embarullado a propósito al parecer. Es todo tan simple que hasta un grupo de eurócratas sabe hacerlo o pedir que lo haga alguien que sepa realizar la consulta correspondiente. Los resultados se pueden pasar a un gráfico de esos con muchos colorines que tanto gustan a las autoridades a la hora de demostrar a los ciudadanos que pueden encargar lo mismo que les hagan un Powerpoint o que les redacten las reformas de la semana. Puede que no salga que los parados lo son por su escasa formación y su fracaso escolar.
Porque encima estas lumbreras hablan de fracaso escolar, cuando es evidente que el presunto éxito profesional de estos inútiles es del todo injustificado, son el peor de los fracasos escolares, los incapaces que se convierten en dirigentes sobre su total inepcia por puro enchufe y nepotismo, su falso éxito es el fracaso que pagan los demás ciudadanos. Porque es necesario que te hayan regalado una carrera de Derecho para personarse como acusación para ejercer de defensa y te acaben echando por eso mismo al ser demasiado evidente. Eso un licenciado en derecho que es registrador de la propiedad y dos con la misma titulación que además presuntamente ejercen la abogacía en nombre del estado. Todos ellos al parecer ignoraban que no se ajusta a la ley que la defensa finja ser acusación para ejercer la defensa públicamente. Esto sí que es fracaso escolar puede que se necesario que repitan desde primaria.
