Recientemente decidí ver ‘Contraband’ del director Baltasar Kormákur para comprobar si por lo menos veía algo de calidad y talento ya que ‘2 Guns’ me gustó pero me dejó más bien frío. Y lo único que vi fue un aburrimiento que se me hizo eterno sin sorpresa alguna en un guión que remakeó de su primer film islandés. Con críticas más positivas que negativas me presento a ver ‘Everest’ con unas expectativas más de pasar un buen rato que de pasar algo intenso y emocionante. Efectivamente, he pasado un rato agradable, momentos de tensión y calidad pero se queda en eso. Impecable en su factura visual y en cuanto a sonido se refiere. Banda sonora casi inexistente en los momentos de carga emocional que intenta transmitir la cinta ya que solo luce bien en los créditos finales y actuaciones más bien justitas a excepción de unos notables Josh Brolin (‘No es país para viejos’) y Keira Knightley (‘Orgullo y prejuicio’) que son los que más emotividad transmiten ya que sufren bastante a lo largo del metraje.
Por lo demás vemos a muchos, demasiados personajes faltos de interés, unidimensionales y muy planos como en el caso de Jake Gyllenhaal (‘Nightcrawler’) que a diferencia de ‘Southpaw’ donde se marca un papelón, aquí queda como un secundario más que forma parte de la historia real como complemento. Jason Clarke (‘El amanecer del planeta de los simios’) no termina de ser un actor con una capacidad expresiva memorable sino más bien apagado y falto de carisma y aquí no termina de encandilarme y eso que es el protagonista de la cinta tanto por los minutos como por la subtrama que conlleva bastantes minutos alternándola en el montaje que corta en algunos momentos en seco y queda bastante mal.
En definitiva, Everest comienza bien, es interesante y entretenida por momentos, pero el ritmo es atropellado, los personajes no se quedan en la memoria aunque si diría que la historia al menos arriesga (y porque es una historia real) en comparación con otras historias de supervivencia donde abunda la felicidad y las fantasmadas (véase San Andrés), aquí vemos algo más y eso es digno de admirar. Por lo demás es mucho ruido y pocas nueces porque Kormákur no transmite con firmeza en la narración la emotividad y lo conmovedora que podría haber sido y únicamente se queda en un intento de llegar a la cima del buen cine.
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