
Bridge es una carta abierta al prog clásico pero con nervio moderno: guitarras contundentes, teclados espaciales y una base rítmica que no se anda con medias tintas. Oliver Philipps lidera con su voz algo épica y arreglos precisos, mientras Ulli Höver, Christian Moos y Schymy construyen una muralla sonora donde cada compás se siente tallado. Hay momentos para suavidad, “If you were still mine”, para atmósfera íntima (“Harbour”) y para explosión pura como en “Puppet show”, un instrumental que muestra el músculo técnico de la banda con fuerza y elegancia. La producción está muy trabajada, el sonido es amplio, un poco bombástico cuando toca, pero nunca se pierde el equilibrio ni el pulso melódico.
En la discografía de Everon, Bridge representa su cara más directa y vigorosa, justo antes de su contraparte más emocional en el otro álbum de ese año, Flesh. Si te interesan las bandas prog que saben alternar ambición y accesibilidad, esta edición de Bridge es una pieza de referencia: tiene todo para atraer tanto a quienes vienen del metal progresivo como a los que prefieren melodías más clásicas.
