¿Qué es lo
que sucede? ¿Por qué cada vez que venimos lidiando con algo doloroso en
nuestra mente tratamos de evadir el asunto? y prendemos el radio,
ponemos alguna canción o distraemos nuestra mente con algún compromiso
pendiente, etc. ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo enfrentar esa ola que
se avecina hacia nosotros? Quizás la respuesta más rápida pueda ser que
es porque ésta nos aplastará y quién sabe si salgamos vivos de toda esta
marejada de pensamientos depresivos.
Leía en uno de mis libros favoritos
acerca de un hombre que soñaba frecuentemente el encuentro con un león
que lo perseguía feroz, un sueño que lo aterraba.
En una ocasión lo platicó con uno de sus
amigos psicólogos y este le aconsejó que la próxima vez que soñará esto
enfrentará al león. Este hombre, titubeó, pues aún cuando se trataba de
un simple sueño este animal se veía muy real. El amigo lo animó a
enfrentarlo, a preguntarle al león quién era y qué buscaba. Así lo hizo
la siguiente vez que soñó con esto, espantado preguntó al león, el que
respondió firmemente ‘Soy tu fortaleza ¿por qué huyes de mi?’.
A menudo las adicciones de un hombre, de
una mujer son el resultado de rechazar su fortaleza. Y distraemos
nuestra mente con algún programa de televisión, evadimos el asunto en
nuestra mente ocupándonos de cosas sin sentido, hobbies, videojuegos,
bebidas y mucho más para huir. Cuando esa misma ola que se avecina, ese
mismo león del que huimos es la oportunidad para mostrar de lo que
estamos hechos, esa circunstancia difícil es la misma que nos recordará
quién en verdad somos y para qué estamos aquí.
Para muchos esta vida
es un parque de diversiones, pero para los que caminan con más intención
y destino esta vida es un campo de entrenamiento que te va puliendo
para dejar un legado, una estafeta, un nombre que perdurará más que el
dinero, un ejemplo vivo de alguien que se mantuvo firme por lo que
creía.
El silencio es ensordecedor para los
cobardes, para los que aún siguen huyendo de la ola, del león que se
acerca, cuando quizás allí mismo en el silencio esta el momento de tu
gloria, de tomar al toro por los cuernos y mostrarle a quienes dudaron
cómo es que se hace.
Este año nuevo puedes mantenerte
ocupado, o tomar el tiempo para como aquel Gladiador, tocar el suelo,
coger un poco de tierra y sentir el lugar que vas pisando, con la osadía
de sonreírle al mismo pensamiento negativo y enfrentarlo con la verdad:
que eres grande y estás listo para pelear.
Edmund Hillary, el primer hombre en
conquistar el Everest en su primer intento fallido se le quedó viendo a
la montaña donde habían muerto algunos de sus amigos, dirigió su índice y
dijo: ¡Volveré y te venceré! Porque tu no puedes hacerte más grande y
yo si.
Por Gerardo Guerra Rosas