Cualquier enfermedad que se llegue a presentar en nuestro organismo, sin duda que estará disminuyendo las defensas del mismo; en cuanto a las paperas, la mejor forma de prevenir su aparición en cualquier etapa de nuestras vidas es la vacunación, situación que se la debe realizar a los 15 meses recién nacido; una segunda dosis se la proporciona como refuerzo a los seis años de edad, factores a tomar en cuenta para mantener una vida completamente sana.
La vacuna generalmente no provoca efectos secundarios como la fiebre, sino que al contrario, induce al organismo nueva defensas contra este virus en un 96% de eficacia.
Un cuidado especial deben tener los jóvenes adolescentes, quienes luego de haber sufrido de estas paperas podrían desarrollar complicaciones como la orquitis o la epididimitis, mismas que suelen presentarse luego de ocho días de una manera brusca con:
- Náuseas.
- Fiebre.
- Dolor abdominal.
- Dolor testicular.
La duración de estos síntomas posteriores a las paperas suele durar unos cuatro días aproximadamente. En el caso de los jóvenes varones (con dolor testicular) estas complicaciones pueden disminuir su fertilidad; en el caso de las mujeres jóvenes adolescentes es diferente, ya que la inflamación en sus ovarios no involucra una disminución en su fertilidad. Luego de que una persona haya padecido de las paperas, el organismo llega a crear una inmunidad y resistencia contra este virus, no haciendose presente en el resto de su vida.
De todas maneras, si se tiene la duda sobre la presencia de las paperas en nuestro organismo debido a los síntomas que hemos descrito anteriormente, la visita al médico es innegable; él analizará en primera instancia el estado en el que se encuentren nuestras glándulas salivales, mismas que podrían estar inflamadas si la parotiditis se ha presentado con su virus en nuestro cuerpo. También se analizará la posibilidad de un contagio por medio de una epidemia en una comunidad.
El tratamiento que se suele utilizar para erradicar a las paperas (parotiditis) de nuestro organismo suele consistir en medicamentos antiinflamatorios o antitérmicos, algo que el médico tratante lo sabrá resolver según sea cada caso. También se recomienda mucho reposo y evitar el contacto con otras personas a las cuales se les podría contagiar.
Debido a que las glándulas salivales se encuentran inflamadas, una dieta alimenticia suave es lo más recomendable, ya que con ello la ingesta será más fácil de realizar y sin ninguna dificultad; aunque no existe una contraindicación para determinados alimentos, sino que más bien, todo debe realizarse de acuerdo a la comodidad de “tragar” que pueda soportar el enfermo.