Sí, aunque no lo parezca, hay temas “intocables” en los encuentros familiares y de amigos de las próximas navidades. Y sí, también es un tema que puede trabajarse a través de sesiones de coaching porque si algo sale a relucir en Navidad son las posibles “rencillas” o temas pendientes de gestionar con la familia. Y es que por mucho que nos queramos y adoremos, como se suele decir… En todas las familias cuecen habas. En unas más que en otras, o en algunas se expresan más y en otras se guardan más bajo la alfombra pero la familia es algo impuesto que no elegimos. Cada uno es “de su padre y de su madre” aunque cuando seamos hermanos. Con esto queremos decir que cada uno tiene su forma de ser, sus conflictos internos, su versión de la historia y entre todo eso más las “obligadas” citas navideñas, se crea un cocktail que a veces, es más que explosivo.
Un cocktail que es necesario aliviar de ingredientes hasta dejarlo en una bebida agradable y consumible por todos. Porque aunque en todas las familias haya conflictos, ni de lejos, una reunión de Navidad es el lugar para ponerse a resolverlo. Sobre todo, porque no lo vamos a solucionar sino que solo generaremos mal ambiente, una incomodidad generalizada y que todos suframos una mala velada. Y ¿qué necesidad hay de eso?
Que reine la paz en Navidad
Sí, como decíamos, aunque tengas conflictos familiares, no es el momento ni el lugar, durante las fiestas, para sacarlo. Por muy enfadado que estés, por mucha rabia que tengas e incluso, por muy en posesión de la razón y la verdad que estés… ¡No es el momento! No, no lo es.
¿Por qué no lo es? Por numerosos motivos pero ante todo, por varios como:
- Es un momento de reunión familiar y seguramente hay invitados que nada tienen que ver en tu conflicto con otra / s personas allí presentes. Y nadie tiene el derecho de hacer pasar un mal momento a un tercero que no está involucrado.
- Porque si el tema de conversación sale y os enfrascáis en una discusión, no es una conversación acordada por ambos para hablar – discutir esa circunstancia. Por lo tanto, si no es algo que habíais planeado, ni a ti te saldrá un buen argumento y cabal – frío (no visceral) ni la otra persona estará preparado para llevar esa conversación porque le ha pillado a “bocajarro”.
- Porque entre comida y sobre todo, bebida – alcohol, nada bueno puede salir si hay un sentimiento de rabia – dolor – enfado detrás. El control absoluto de nuestras emociones se pierde y como se suele decir… ¡se armó el belén!
Por esto, entre otros muchos motivos, ninguna celebración de navidad es el momento adecuado para tener conversaciones controvertidas, complicadas y difíciles. Y de hecho, tampoco para limar rencillas porque lo que se deja pasar así por el artículo 33 o mejor dicho, por el espíritu de la Navidad, no tiene solidez. Las cosas para sanarlas, hay que hablarlas y gestionarlas, no taparlas por un síndrome navideño.
¿Cómo evitar las confrontaciones en Navidad?
Teniendo paz interior. Y claro, estarás pensando “con lo que me ha hecho… voy a tener yo paz”. Bueno, como siempre decimos, eso sólo depende de ti y de tu gestión emocional. Puedes hacer un trabajo interno previo para llegar a esos días no con todo resuelto y olvidado pero sí tomándote un tiempo, apartando momentáneamente esos sentimiento y convencerte a ti mismo de que llegará el momento adecuado de gestionar esa situación pero ahora, no lo es.
Si tus emociones de rabia, dolor, frustación, etc son demasiada elevadas… Ahórrate un mal rato a ti mismo y por supuesto, al resto. Las celebraciones navideñas no son obligatorias para nadie y si alguien de tu familia te genera esa “obligación” piensa que está haciendo un chantaje emocional del que por supuesto, está en tu mano salir. Si consideras que asistir a esa reunión va a ser un sufrimiento, no vayas. No se hunde el mundo por no acudir a una Nochebuena o una Navidad… No pasa nada. De verdad. Incluso, hay veces, que hacerlo, no ir, es un trabajo excelente de desvinculación y toma de poderes frente a la familia. Piénsalo. Es un trabajo muy interesante porque sí o sí, estas reuniones deben ser para disfrutarlas.
Y si vas, pues evita todo lo que sepas que va a generar roce. Todos sabemos aquellos temas de conversación que son claves para generar una pelea. Evítalos. No seas difícil y deja que todo fluya. Más allá de los temas particulares de cada uno, los habituales a evitar son, como siempre:
- Política: y menos ahora que está todo más que revuelto. Para qué hablar de algo que sí o sí, va a generar discusión.
- Religión: pues igual, para qué si no vas a convencer a nadie y menos esa noche.
- Dinero.
- Temas complicados y tristes.
Y todo lo que se te ocurra y consideres que va a generar fricción. Son noches y días para pasarlo bien, como si hay que hablar de temas absolutamente banales. Ahora, es el momento. A disfrutar de las navidades como cada uno elija.