Evocanciones I (1981-1985)

A nada que prestes interés hacia la música, coincidiremos que hay canciones que van quedando ligadas a nuestra vida y logran traspasar sus propias notas para recrear momentos y sensaciones, desde las arenas movedizas del recuerdo. 

Así me lo parece. La lista que sigue es una selección íntima y subjetiva de temas y momentos, entre otras muchísimas canciones geniales y anécdotas a través del tiempo. 

1981. ¡Salta!, Tequila

Al iniciarse la década de los 80, el viejo radiocassette de casa ya me había dado a conocer lo más selecto del cancionero folklórico, melódico, bolerístico, ranchero e incluso disco, de épocas anteriores. La cultura musical se alimenta de todo, ciertamente. También me había puesto sobre la pista del rockanroll, el twist o el limbo rock, ritmos acelerados, bailables y divertidos, tan excitantes a mis oídos como ausentes por entonces del panorama radiofónico español. 

Sin embargo, enfilando la adolescencia, la televisión tomó el relevo como mi principal referencia musical. Programas de TV míticos como Tocata, La Juventud Baila o Caja de Ritmos obraron el milagro de mostrarme el rock duro con mensaje, el rock & roll clásico y su danza de cabriolas, o el pop-rock más irreverente desafiando convenciones. Y si por entonces una banda aunaba tales propósitos, no era otra que Tequila. Los hispano-argentinos traían el aire fresco de su descaro y vitalismo, con canciones optimistas, juveniles y pegadizas, inaugurando una época dorada para el pop y el rock en una España que encaraba turbiamente la nueva década. 

¡Que grandes los Tequila!

1982. Bienvenidos, Miguel Ríos

Mi primera cinta de cassette, la actuación de música ligera en la fiesta del colegio y la sintonía de mi programa de radio, tiempo después, en la radio local. Todo eso y más me cundió el "Bienvenidos" del álbum Rock & Ríos que firmase Miguel Ríos por 1982. El rockanroll invocaba a los aliados de la noche y yo no veía llegar la hora de unirme a ellos.

1983. Tierra de Vándalos, Barón Rojo

Había poco rock en la gramola del bar de la Plaza Mayor. "Moonlight Shadow" de Mike Oldfield se llevaba la palma. También figuraban el Camaleón de Culture Club y el "Buffalo Soldier" de Bob Marley. Pero ahí estaban Barón Rojo, y también Obús, defendiendo el rock duro con su éxito "Casi Me Mato" y otra canción más vertiginosa que siempre ganaba mi elección: "Tierra de Vándalos".

1984. Sultans Of Swing, Dire Straits

Fuera anochece. Todavía no hay nadie en la sala. Tampoco hay sonido, aunque las luces ya giran proyectándose sobre pista, pasillos, paredes y reservados. En las distintas barras los camareros se afanan en surtir las cámaras de bebidas o preparar la cristalería. Mientras, el disc-jockey en su cabina desenvuelve los últimos discos llegados, planea la velada y se dispone a caldear el ambiente. 

Aquel olor de la discoteca en los primeros instantes al abrir cada noche, ¿dónde lo habré dejado?. 

De repente, el silencio es roto por unos acordes encadenados y la réplica de una voz lánguida...

1985. Cuatro Rosas, Gabinete Caligari

Gabinete Caligari se ganó ser una banda de culto por la cara, esto es, afirmando su presencia carca frente a un ambiente donde primaba la post-modernidad. Cultivando esa fachada a la contra, lo que no les restaba un gramo de modernidad, eran sublimes en el casticismo folklórico, pero yo prefería mejor su faceta pop-rock , cuando tomaba elementos de surf y rockabilly, con aires noveleros y mitómanos.

Esta canción es un tesoro de equilibrio y austeridad. Sonaba de fondo, envuelta en la sacralidad del clavicornio, circular, nostálgica, con gravedad antigua y vientos espirituosos, en la resaca de "Cuatro Rosas" y otras cosas que me di. ¡Cómo pasa el tiempo, caray!.

Ya conoces algunas de mis canciones favoritas y recuerdos más personales. Te invito a seguir recordando la década de los 80 en la segunda parte del post.

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