Revista Opinión

Evolución por p. Manuel Carreira

Por Beatriz
Evolución  por p. Manuel Carreira
Entrevista especial de José Antonio Benito al P. Manuel Carreira S. J. en el canal católico PAX-TV.


El P. Manuel Carreira S. J. es Doctor en Física por su tesis sobre rayos cósmicos con el Clyde Cowan, descubridor del neutrino, a la par que filósofo y teólogo por la Loyola University, Chicago. Miembro del Observatorio Astronómico del Vaticano, ha simultaneado su magisterio como profesor de la John Carroll University, Cleveland (Estados Unidos) y de Filosofía de la Naturaleza en Comillas (Madrid).
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J. A. Benito: En esta preparación de la morada, hay varias etapas de evolución. Durante mucho tiempo pareció que la Iglesia miraba la evolución con cierta prevención, como si fuese sólo una hipótesis, mientras que ahora ya se afirma que es un hecho. Dentro de esta evolución, ¿cuándo aparecería el espíritu del Hombre, el alma? Aunque antes ya hablábamos de cuándo empieza el hombre a ser Hombre.
p. M. Carreira: Primeramente, tiene que quedar claro que la iglesia aceptó la evolución, incluso para decir que podía aparecer la vida por generación espontánea. Esto lo sostenía Santo Tomás y los grandes teólogos de la Edad Media: que Dios había puesto en la materia las cualidades adecuadas para que, en el momento en que se diesen las circunstancias convenientes, la materia se estructurase para dar un ser viviente. Esto no se consideraba incompatible con la fe.
Pero la teoría de la evolución se ha presentado no sólo como una explicación biológica de cómo ocurren cambios a lo largo de las etapas de la historia, sino como una filosofía en que se negaba el que hubiese ningún tipo de finalidad ni de cambio drástico al llegar al hombre. Esto es lo que no es compatible con la teología, porque si hay necesidad de un Creador para que exista el Universo, y de un Creador inteligente y libre, tiene que haber tenido una finalidad para crear. Eso exige la potencia infinita para crear de la nada, y la sabiduría infinita para escoger un universo adecuado para la vida y la vida inteligente.
Negar esto no es ciencia: es postular una filosofía materialista como parte de la teoría evolutiva y a esto es lo que objeta la Iglesia. Pero no tenía ningún inconveniente en aceptar que Dios creó la realidad material dándole una serie de propiedades para que se desarrolle según leyes internas, incluso dando lugar a seres vivientes.
 
J.A. Benito: Juan Pablo II, al dirigirse a la academia de científicos, decía que la Biblia da al hombre una mirada superior para conocer su destino. Pero queda una pregunta sobre este asunto que todavía. El primer hombre, Adán, ¿podemos decir que es el hombre de Neardenthal, el Homo Sapiens? ¿En qué momento se puede afirmar en un modo compatible con la teología?
p. M. Carreira: No se puede decir en qué momento, ni si sería el de Neardenthal u otro distinto. Lo único que se puede decir es que el primer hombre tenía que ser inteligente, si no, no era hombre. No nos importa en qué año fue ni cómo le llamamos. A la Iglesia eso no le importa. Lo único importante aquí es que el paso de vida no inteligente a vida inteligente exige la existencia de una realidad superior a toda materia previa y, por tanto, hay que admitir que del Creador procede esa realidad no material que es el alma humana.

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