¿Cómo sabemos si nuestro hijo es alérgico? Si no queremos esperar a ver como reacciona ante determinadas sustancias lo mejor es realizar las pruebas o exámenes que determinarán si va a reaccionar ante los alérgenos más comunes. Es habitual que familias con antecedentes de alergias realicen estas pruebas a sus hijos para salir de dudas ya que lo más probable es que si ellos son alérgicos sus hijos también lo sean.
Los métodos para valorar si el niño es alérgico son de varios tipos, en general se habla de pruebas cutáneas, pruebas de eliminación y pruebas de sangre.
Las pruebas cutáneas son las más usuales, sencillas y cómodas, aunque eso si, no son recomendables si el niño ha sufrido ya alguna crisis grave ante el alérgeno o si tiene la piel muy seca o con eccemas. Consisten en colocar una pequeña parte de la sustancia potencialmente alérgica sobre la piel. A continuación se realiza una punción en la piel introduciendo así la sustancia. El médico observa la posible reacción que puede ser un enrojecimiento o la hinchazón de la zona, normalmente los resultados se ven al cabo de 15 o 20 minutos. La ventaja de este método es que permite comprobar varios alérgenos a la vez y sirve para los más comunes como el polen, el polvo o pelos de animales, también para valorar alergias a alimentos o algunos medicamentos.
Pruebas no cutáneas
Otra modalidad de esta prueba consiste en inyectar el alérgeno directamente en la piel, es una prueba intradérmica y se utiliza más cuando se trata de valorar la alergia a sustancias específicas, como el veneno de insectos o la penicilina. Los parches son otro tipo de prueba cutánea, se coloca el parche con el alérgeno durante 48 horas tras las cuales se examinará el estado de la piel.
Las pruebas de eliminación son aptas cuando se trata de evaluar alergia a los alimentos. Los productos en cuestión se eliminan de la dieta durante unas semanas para ir introduciéndolos lentamente, uno cada vez, observando cualquier tipo de reacción.
Un último tipo de pruebas son las de sangre, mediante análisis se detectan los niveles de anticuerpos alérgicos IgE. La sangre se mezcla en el laboratorio con los alérgenos, si la persona es alérgica los niveles de IgE aumentarán. Esta prueba es recomendable cuando no se pueden realizar las de tipo cutáneo, porque el estado de salud del niño no lo permite al estar tomando medicamentos o tener riesgo de sufrir una crisis.
Resultados de las pruebas
En general antes de hacer cualquier tipo de prueba el médico realizará una completa valoración del niño con su historial clínico, comprobando antecedentes familiares, enfermedades, estilo de vida o condiciones sociales y emocionales. En el caso de las pruebas cutáneas antes de realizarlas se debe dejar de tomar cualquier antihistamínico ya que puede dar como resultado un falso negativo.
Las pruebas resultan fiables y si son positivas indican que el niño es alérgico a esa sustancia en cuestión, aunque la respuesta, más o menos fuerte, variará mucho de uno a otro debido a su sensibilidad. Habrá quien de positivo a un alérgeno pero luego no tenga ningún problema con él en su vida diaria.